Las lluvias en la Zona Núcleo dejaron su huella y 2025 termina con registros superiores al año anterior

El balance pluviométrico de 2025 en la región agrícola núcleo de Argentina cerró con un saldo netamente positivo, según el informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). El año finalizó con un promedio de 1.222 milímetros de lluvia acumulada, superando en 260 mm las precipitaciones registradas en 2024 y marcando un incremento interanual de alrededor de 21% en la mayoría de las estaciones meteorológicas del área.

La zona núcleo, que abarca los principales departamentos agrícolas de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, tuvo un comportamiento pluviométrico destacable durante buena parte de 2025, con lluvias frecuentes y superiores a la media histórica, que oscila entre 800 y 1.200 mm anuales en el registro de los últimos 30 años. Este volumen no solo superó ampliamente los valores del año pasado, sino que también superó el límite superior del rango histórico, apuntalando el perfil de reservas hídricas del suelo en gran parte del área productiva.

Durante cinco meses consecutivos, las precipitaciones quedaron por encima de la media, con ejemplos concretos de acumulados en agosto y noviembre que marcaron registros por encima de los promedios estacionales. Localidades como Rojas, Junín, Pergamino y Baradero destacaron por acumulados significativamente mayores en comparación con 2024, transformando el escenario climático de un inicio de año marcado por sequía en un panorama mucho más húmedo y favorable para los cultivos.

Sin embargo, el informe también advierte sobre una distribución desordenada de las lluvias hacia fin de año, especialmente en diciembre, cuando la región núcleo acumuló un promedio de 80 mm, un 27% por debajo de los valores históricos para ese mes. Esta variabilidad deja sectores con registros deficitarios, como partes del norte bonaerense y el sudeste cordobés, lo que condiciona la humedad superficial y las reservas de agua en algunos perfiles de suelo.

El comportamiento pluviométrico de 2025 contrasta con condiciones secas registradas en ciertos meses de 2024 y con el impacto de fenómenos climáticos como La Niña, que influye en la variabilidad de las precipitaciones. El incremento general de lluvias benefició al desarrollo de cultivos claves como soja y maíz, mejorando las perspectivas productivas y aportando reservas hídricas para los estadios críticos de los cultivos.

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