La actividad se lanza al gran desafío de resolver sus problemas, apostando al crecimiento en base a la creatividad, la tecnología y el intercambio con otras disciplinas. Los jóvenes profesionales comparten una visión proactiva del negocio. Imaginar, cambiar y comunicar, configuran el marco conceptual para defender a la leche como alimento. El Congreso Internacional de Innovación Láctea aportó ejemplos que cimentan este objetivo.
Por Gustavo Gigena
En el inconsciente colectivo perdura la idea de que la producción primaria de leche es una actividad anticuada y asociada a la sucesión natural de los abuelos inmigrantes que llegaron a las cuencas de Santa Fe, Entre Ríos o Córdoba, escapándole a la miseria trabajando de sol a sol en condiciones poco favorables. Más acá en el tiempo, también la lechería se asocia con el esfuerzo de conducir una empresa de alto riesgo, escaso dinamismo y obstáculos permanentes que destilan la queja constante del productor dueño y que por lógica, no seduce a las nuevas generaciones.
A la mayoría que se le pregunte, conocedor o no del sector agropecuario, cuál es la más sacrificada de las actividades del campo, responderá sin dudas “el tambo”, porque así lo dicta el testimonio de quienes realizaron ese trabajo alguna vez, de los propietarios que cuentan una historia repetitiva de sinsabores que, en sus más de 100 años como cadena de valor, avanzó muy poco con espasmos de modernidad.
Pero hay otra lechería. La que vienen pergeñando los jóvenes, junto al conocimiento técnico que aportan profesionales de diversas especialidades, con empresas que acompañan y desarrollan nuevas tecnologías o formas de gestión, que aportan desarrollo y transforman aquella idea del sacrificio en un sendero próspero y atractivo.
Es la innovación que golpea las puertas de la vieja lechería, y que está expectante aguardando a quien le abra esa oportunidad. Esta vanguardia está dispuesta a enfrentar los prejuicios y los desafíos del cambio. Son los que se propusieron desterrar el pesimismo y convertir las energías negativas en mojones de futuro. Es una cuestión de actitud y confianza en la actividad. Resulta indispensable, entonces, entender que el proceso productivo es más complejo y desafiante que un simple ordeño, aunque la vaca y el hombre sigan siendo los protagonistas excluyentes de esta historia.
Un Congreso que tira del carro
El joven Congreso Internacional de Innovación Láctea celebrado en forma virtual este año abordó y reflexionó en torno a este nuevo escenario que ya está presente en la lechería moderna. “Es un espacio de vinculación, para públicos de la industria láctea y otros sectores de interés, donde se facilita el diálogo entre los participantes y los líderes del mundo en materia de innovación productiva, sustentabilidad y comunicación estratégica”, dicen sus organizadores, que son empresas que hacen culto de este espíritu. A saber, Grupo Chiavassa, Adecoagro, Bolsa de Comercio de Rosario y Banco de Alimentos de Rosario, cuyo objetivo no sólo se centra en lo económico o técnico, sino también en lo social, ya que de lo recaudado en este congreso a partir de los sponsor se realiza una importantísima donación de leche para comedores infantiles y sectores vulnerables de la sociedad.
“Acercar conocimiento con el fin de movilizar, inspirar y brindar nuevas herramientas en materia de innovación y economía sustentable, conectando las ideas de productores, grandes empresas, pymes, emprendedores tecnológicos, profesionales, técnicos y también consumidores”, fue la consigna que destacaron desde el Congreso celebrado los días 18 y 19 de noviembre.
Este incipiente congreso, que siempre fue presencial desde la BCR, y cuya edición anterior contó con la participación de Nuestro Agro, por razones lógicas este año se hizo mediante streaming y tuvo más de 2.000 participantes on line de diversas regiones lecheras de América y el mundo.
No sólo se habló de lechería, sino que se indagó en el concepto mismo de la innovación desde diversas disciplinas y especialidades, que funcionaron como disparadores o inspiradores para avanzar en los cambios necesarios de las empresas modernas. Visión, gestión, recursos humanos y sustentabilidad, son conceptos comunes a cualquier actividad productiva, incluida la lechería.
Por eso hubo disertantes de la más variada procedencia y por supuesto, también empresas lecheras que lograron la sinergia de este bagaje de innovación que aplican exitosamente en sus negocios. Así, se expusieron tres casos de la región: Argentina, Brasil y Chile.
La Lic. María Pía Bonamico compartió la historia de IMBO Agropecuaria, ubicada en el sur de la provincia de Córdoba, una empresa que produce leche, carne, forrajes y granos con tecnología de vanguardia y que actualmente, puso en funcionamiento un tambo con ordeñe voluntario mediante un sistema de encierre total con camas de compost donde las vacas son ordeñadas por robots.
Desde Brasil, el Ing. Roberto Jank presentó el caso de Agrindus, una empresa inserta en la mayor cuenca lechera del Estado de São Paulo y una de las tres productoras de leche más grandes de su país, tanto por el volumen como por la calidad de la materia prima, la genética de sus rodeos y el uso de novedosas tecnologías, un verdadero modelo de planificación de negocio con mirada sustentable.
Por último, un caso referente en genética, gerenciamiento y robótica en su máxima expresión y una historia muy particular que pone de relieve la visión empresarial y la toma de decisiones como parte del proceso innovativo. Se trata de la compañía chilena Agrícola Ancali, reconocida actualmente como una de las productoras de leche más grandes e importantes de Sudamérica por la calidad de producción y el uso de avanzadas tecnologías de producción, en la presentación de su gerente general, el Ing. Miguel Aparicio. Todos los casos comparten una visión común (ver pág. 8) con objetivos definidos, no sólo apuestan por la innovación tecnológica, depositando la confianza en sus estructuras profesionales para gestionar y operar, sino que todas ellas han elevado su propósito más allá de la tarea específica de producir materia prima. Cada uno en su escala, se propuso hacer leche pero no pensando sólo en el commodity, sino en el alimento que llegará mañana al desayuno de una abuela o a la merienda de un niño. Pensaron en todo el proceso y lo ajustaron a las exigencias del mercado, para hacerlo sustentable cumpliendo con las expectativas de los consumidores y especialmente, dando un paso fundamental para que la lechería deje de ser esa pesada carga esclavizante de 365 días sin descanso y se convierta en una profesión moderna, atractiva y amigable a las nuevas generaciones. Ya está sucediendo.
Tres casos de máxima innovación para el tambo
El plato fuerte del Congreso fue sin dudas la exposición de los casos que en América Latina se destacan por su elevado nivel de sofisticación tecnológica que ponen al tambo como un modelo de empresa profesionalizada, bajo una misión que trasciende la sola producción de materia prima.
En Argentina
Un caso emblemático se da en el sur de Córdoba, en el establecimiento IMBO Agropecuaria, una empresa familiar que realizó una gran transformación logrando un tambo con 660 vacas en ordeñe, donde la mitad del trabajo la realizan seis robots en un sistema de encierre totalmente automatizado con camas de compost. Con un promedio diario de 34 litros por vaca, aspiran a llegar a 40 litros cuando completen el segundo encierre automático con VMS y reemplacen la mitad del sistema que hoy se hace bajo dry lot.
Quien cuenta la experiencia es María Pía Bonamico, una de las directoras de IMBO, Ing. Agr. y especializada en coaching ontológico, miembro CREA de esa región cordobesa. “Somos unos convencidos de que nadie como empresa puede obtener mayores resultados, que los que sus relaciones permiten, por eso con nuestras acciones construimos y afianzamos relaciones permanentemente”, contó Bonamico.
“Todo arrancó con un sueño en común que nos llevó dos años hacerlo realidad; y para el cual nos planteamos para qué hacemos lo que hacemos y cómo lo hacemos; con reuniones sistemáticas con el coach Carlos Peñafort (CREA Santa Fe), que nos ayudó un montón para que entre los dos hermanos socios y los hijos que hoy integramos el órgano del Consejo de Familia compartamos una misma visión: no podemos crear realidades distintas si nosotros somos los mismos”.
Entre las innovaciones que lograron aplicar, primero está la gestión como herramienta para alcanzar la excelencia. “Trazamos una visión a 2025, que es hacia dónde vamos a ir, y una estrategia que nos va a hacer llegar a ese 2025 – apuntó la Ing-. Construimos un equipo de trabajo porque el partido se juega en la cancha, y profesionalizamos el trabajo, lo que no siempre refiere en términos académicos sino a la forma de hacer lo que se hace, promoviendo permanentemente el margen de progreso en la labor diaria”.
En IMBO se incorporaron varias disciplinas, como ingenieros mecánicos, ingenieros en telecomunicaciones, Coach, Community manager, gestor ambiental, y hasta un fotógrafo, que registra todo lo que antes no veíamos. Además, los integrantes participan activamente en grupos CREA y AAPRESID, que son para nosotros una fuente genuina de conocimiento, porque “cuando uno innova las probabilidades de fracasar son muy altas; cuando somos muchos, de perfiles distintos, de géneros distintos, de edades distintas, hacen que podamos ver mejor y más las cosas”, comentó María Pía.
El proceso productivo de IMBO es completo, desde la producción de forrajes hasta la agricultura agregan valor por sí mismas y se enlazan con el tambo, en más de 1.800 ha donde se realizan soja, maíz y en invierno trigo, avena y cultivos de servicio. Una recría de 300 madres en un campo asociado de San Luis, un feedlot para engordar el ternero macho, maquinaria propia (excepto cosechadora) y camiones propios. “Si bien están todas conectadas, cada unidad productiva se analiza de manera independiente, lo que hace que nos podamos comparar y evaluar constantemente – aclaró Bonamico-. La actividad tambo le entrega a la agricultura cuál es la demanda de alimento que tiene, y ésta define en qué lote se hace, con qué híbrido, la fecha de siembra, etc, para luego darle nuevamente la injerencia al tambo y las decisiones empresariales”.
El gran cambio que generaron fue la incorporación del compost barn; 6 robots VMS en un galpón diseñado de manera modular que permite tener un manejo diferenciado de vacas y vaquillonas, con posibilidad de agrandar con otro galpón y completar el sistema automatizado.
“La idea es utilizar los purines que a través del compost barn podemos reutilizar como abono animal, con lo cual decidimos hacer un sistema de lavado de “flushing” en donde el agua arrasa con los purines y los deposita en un foso de decantación; después es bombeado hasta un tornillo que separa los sólidos (compostaje que vuelve a los lotes) y el líquido va a unas piletas que devuelven el agua a un tanque para volver a hacer el flushing – contó Bonamico-. También gestionamos el agua de lluvia, con lo cual diseñamos todo un sistema de canaletas que permite recolectar el agua del techo del galpón y a través de la gravedad llevarlo a un aljibe que tiene la capacidad de almacenamiento de 2 millones de litros; esa agua es la que toma nuestra hacienda y a su vez mejora la calidad que usamos para todo el sistema de limpieza”.
En este mega tambo también se genera energía amigable con el medioambiente: “en el techo que da al Norte realizamos una inclinación ideal para capturar el sol, donde colocamos termotanques solares que precalientan el agua para el lavado y próximamente está proyectado colocar pantallas solares que permitirán abastecer los 72 ventiladores de los galpones”, anticipó la ingeniera.
Finalmente, María Pía empoderó el concepto de “comunicación”. “Diseñamos en planta alta una oficina que tiene todo un sistema de pasarelas para poder hacer el circuito del tambo de manera aérea y no interrumpir los procesos productivos diarios, de manera que quien venga al campo realmente pueda ver en un pantallazo que es lo que estamos haciendo”.
¿Cuáles son los desafíos? “Aspiramos a la trazabilidad total de nuestra leche, para lo cual estamos en convenio con la Universidad Nacional de Río Cuarto y mediante una tesista estamos desarrollando un sistema de block chain para poder trazar la leche del establecimiento, ya que estamos convencidos que ya el producto no es más la leche cruda, sino el producto que llega al consumidor, la calidad que contribuye a la sustentabilidad para poder lograr un único bienestar: Un bienestar para los animales, para los suelos, para las personas que trabajamos en la empresa y un bienestar para la sociedad en su conjunto”, resumió María Pía.
En Brasil
El Ing. Roberto Jank, experto en planificación de negocios y vicepresidente de la Asociación de Leche de Brasil, expuso el caso de su finca Agrindus Agropecuaria en San Pablo, cuya gerencia está en manos de la tercera y cuarta generación de la familia. Fundada en 1945 produce bajo el concepto de sustentabilidad y agregado de valor a su leche desde la genética misma de sus rodeos, que le permite obtener leche funcional enriquecida con Beta Caseína A2.
Jank comenzó argumentando que el mayor logro fue la innovación biotecnológica: “hacemos esto con los mismos activos biológicos que todos tenemos; vacas y suelos, pero con una forma eficiente de trabajo”. La “genómica” es un concepto mayor en Agrindus, donde se trabaja desde hace años con semen sexado, fertilización in vitro y una producción constante de hembras, que les permite una venta de genética de alto potencial, al tiempo que agregan valor a la leche. “Nuestra meta es hacer más o menos de tres a cuatro centavos extra de dólar por litro de leche al año con el manejo de genética; también hacemos y vendemos animales para reposición”, contó el empresario brasileño.
“El confort animal es indispensable para las 1.800 vacas que tenemos en un clima tropical, por eso pusimos en el free stall todas las comodidades, hasta un túnel de viento que potencia el flujo de aire y mantiene un clima agradable; también las vacas pueden salir afuera a caminar, pero comen y descansan en camas de arena, y eso lo comunicamos a nuestros consumidores porque es muy importante traducir qué es el confort animal para las personas urbanas que no entienden perfectamente qué es una vaca feliz”, explicó Jank. En este tambo se ordeña las 24 horas por día, alcanzando una producción aproximada de 23 millones de litro al año.
“Nuestros hijos están en otra instancia del negocio, que es la comercialización de nuestra marca, ya que son productos que necesitan trazabilidad, para lo cual tenemos controles sobre todo el proceso de producción y eso es muy importante porque hacemos una especialidad”, comentó Jank. “Producimos leche con Caseína A2, a partir de una selección genética específica, que es una característica que poseen algunas vacas que no sufrieron una determinada mutación genética en su evolución y producen la leche tal como era hace miles de años. Siempre se pensó que la gente no tomaba leche por la intolerancia a la lactosa, cuando en realidad era que no podían digerir la caseína A1, y los síntomas eran muy similares”. Así, gracias a esta innovación hoy Agrindus cuenta con la primera certificación de vacas A2 en Brasil.
“La pandemia nos enseñó que el consumidor necesita saber el origen de lo que come, por la zoonosis y la bioseguridad, entones quiere saber de la trazabilidad y el propósito de la empresa; tenemos un e-comerce donde podemos hablar directamente con el consumidor que ve que nosotros utilizamos una filosofía sin aditivos, muy naturales con poco procesamiento”, argumentó el empresario carioca.
También realizan una utilización sustentable y eficiente del agua, el suelo y la materia orgánica del tambo, para abonar la agricultura y reutilizar en la limpieza. Esto les permite obtener silajes de muy buena calidad y en cantidad mediante la fertilización orgánica. “En invierno producimos sobre forrajeras tropicales con avena, raigrás y centella y podemos sacar de 45 a 50 tn de materia seca por ha”.
En la búsqueda constante de la sustentabilidad radica el secreto de la innovación en esta empresa, “la agregación de valor debe siempre estar en radar, especialmente cuando tenemos como nosotros el ciclo completo desde la semilla que compramos hasta el producto entregado al consumidor”, definió el Ing. Jank.
En Chile
Cruzando virtualmente la cordillera, el Congreso de Innovación presentó la frutilla del postre en materia de tecnología y automatización con el caso de Agrícola Ancali en la región de Los Ángeles, uno de los tambos robotizados más grandes del mundo, que cuenta con 5.800 VT (5.100 VO) con 72 robots VMS separados en inmensos módulos con un diseño industrial.
El Ing. Civil Miguel Aparicio gerencia esta impresionante estructura lechera que tiene números asombrosos: 8.700 ha de maíz, 650 ha de alfalfa, 450 ha de Raigrás y 2.800 ha de praderas donde se hace todo el desarrollo de la recría y la cabaña de genética “fina sangre”, “que en realidad es un poco el origen de la agrícola”, explicó Aparicio.
Los datos productivos que lograron a partir de una transformación tecnológica asombrosa que comenzó en 2014 con la incorporación de los robots son igualmente deslumbrantes: 200.000 litros diarios de excelente calidad; una productividad de 46 kg/v/d, con un recuento de células somáticas (RCS) que promedia las 160.000 unidades y 10.000 UFC; al 3,4% de proteína y 3,9% de grasa, con una tasa de preñez del 25%.
El proceso de innovación y búsqueda constante de la calidad de la leche comenzó en 1987 con una cabaña, y recién en 2002 se compró un pequeño plantel lechero de 300 vacas para la producción lechera. En 2003 la agrícola construye su primera sala rotativa (calesita) de 40 puntos con la reconocida empresa sueca que los acompaña hasta el día de hoy. “En 2007 y convencidos de que el volumen era una buena vía para poder ser más eficientes, se construyen dos nuevas salas rotativas que hacen que la producción salte de un plantel de 1.500 VO a 4.500 y así llegamos hasta el año 2010, donde se construye la cuarta sala llegando a las 6.000 VO”, narró Aparicio.
Pero en 2014 “se genera un punto de inflexión con la irrupción de Pedro Geller, hijo del fundador de la firma y actual director de Ancali, porque en uno de sus viajes buscando alternativas para poder reemplazar las salas rotativas, que ya venían trabajando de una manera muy intensiva y evidenciando un gran desgaste, nos convenció y pidió que echáramos pie adelante en un proyecto robótico”, contó el gerente general. “Comenzamos con un primer módulo de 8 robots y 500 vacas y para nuestra sorpresa los resultados obtenidos fueron muy alentadores. Hacia 2016 contábamos con 4 calesitas y 16 robots que nos permitían ordeñar 7.000 vacas”. Ya en 2017, tuvimos que tomar una decisión estratégica en el negocio porque las instalaciones estaban diseñadas para un planteo convencional y la duplicación de los robots necesitaba otro diseño que nos permita reutilizar patios de alimentación y modificarlos con camas para el ordeño voluntario. Finalmente este año hicimos la última locura, achicando vacas en ordeñe pero automatizando todo y cerrando los tambos rotativos, excepto uno que es para el ordeños de las vacas de enfermería. Lo que apostamos fue a tener una mayor productividad en el ordeño con máxima eficiencia”, analizó Aparicio.
Los resultados aparecieron rápidamente con un aumento de la productividad anual del 10% y una mejora en la eficiencia de mano de obra del orden del 60%.
Son 40 operarios por turno que realizan todas las tareas excepto el ordeñe, 8 horas c/u por día, y un equipo especializado de tres personas ponen el foco en actividades específicas del robot, como la atención inmediata de vacas con ordeño incompleto; gestión de cola de ordeñe; toma de muestras por MDI (índice de detección de mastitis); revisiones de enfermería y tratamientos varios; inseminación y demás manejos en los patios. “Esto potenció notablemente la performance del tambo, mejorando la longevidad de las vacas en una lactancia adicional de promedio. “La reconversión fue el gran desafío y la gran complejidad de cómo poder hacerlo funcionar, creo que ha sido una de las decisiones más acertadas de la firma”, definió Aparicio.
“¿Hacia dónde vamos?”, fue la pregunta retórica que hizo Aparicio. “Estamos convencidos de que la robótica nos ha dado la posibilidad de poder viabilizar un negocio a gran escala y volver al sueño inicial de nuestra empresa, el mejoramiento genético del rebaño; por eso desde 2019 realizamos una alianza estratégica con una reconocida marca de genética americana para hacer el genoma de todo el plantel y desarrollar un índice robótico exclusivo de Ancali que nos permita mejorar sustancialmente la vaca”, concluyó el empresario chileno.
Las empresas “B”
El Congreso de Innovación acuñó varios conceptos que trascienden a la lechería pero que son comunes a esas empresas que poseen la visión de transformar el mundo desde el mismo mercado aplicando técnicas y modos de producción que obtienen no sólo beneficios económicos sino también un positivo impacto social y ecológico. Y como en todo proceso circular, la empresa se retroalimenta de su propia sustentabilidad.
Es el caso de “las empresas B”, que presentó el referente mundial del Sistema B Internacional, Pedro Tarak, un modelo de empresa recomendado por la OEA y el Banco Mundial para colaborar con la sostenibilidad del planeta.
El experto y activista de este tipo de empresas, destacó tres casos de compañías exitosas que innovaron para obtener rentabilidad pensando en la sostenibilidad de los recursos naturales. En Chile, una reconocida marca de anteojos para sol, diseña sus costosos productos reciclando el plástico de las redes que los buques factorías desechan en el océano Pacífico, reduciendo notablemente la contaminación. En Argentina, una exclusiva compañía de vestimenta outdoor y training, fabrica sus productos con algodón y fibras de proveedores que regeneran el ecosistema y aseguran sustentabilidad desde el campo a la materia prima. Y por último, una empresa de yerba mate Premium, de la cual Tarak es accionista, y que tiene como misión la regeneración de la selva misionera y el apoyo a las comunidades aborígenes de esa región que incluye Argentina, Paraguay y Brasil.
Todos estos productos poseen un valor que va de 40 a 60% más que el precio de un producto común; se exportan y colaboran de una u otra manera con la naturaleza y la comunidad. “La diferencia con la competencia es que cualquier inversor en esta empresa, cualquier colaborador, cualquier cliente de esa marca participa de soluciones a un problemón planetario y lo hace desde la fuerza del mercado”, sostuvo Tarak. “Yo como pequeño inversor después de seis años veo resultados muy concretos: más de 60.000 ha regeneradas en la selva misionera que pueden capturar carbono, controlar de inundaciones, ampliar la biodiversidad, y todo ello también generando valor económico. Más de 1.000 familias originarias volvieron a convivir en la misma selva y en seis años de inversión, el valor de las acciones de esta empresa se incrementó un 600%, porque la valuación accionaria converge con la valoración social de la empresa”, concluyó el referente de las empresas B. “En todos estos casos podría decirse que hay algo en común, que también puede llegar a la lechería. Son empresas que han elevado su propósito, a un bien común público, y lo han incorporado al objeto social del estatuto y lo han convertido en su núcleo de negocio; es decir, han convertido un gran problemón en una oportunidad de negocio y en una solución planetaria”.
La visión de “planeta de abundancia”
Las grandes empresas están cambiando el paradigma del liderazgo, que desde siempre se concentró en la figura del dueño o del más experimentado del grupo, pero que hoy se centra en una red de relaciones entre personas que comparten una visión en común del negocio. Otro ejemplo que puede traspolarse a la empresa lechera de todo orden y escala.
En el epílogo del Congreso, el Dr. Mark Lyons, presidente y CEO de la americana Alltech, hijo del fundador de este verdadero holding de las nuevas tecnologías aplicadas al agro, dialogó con el joven productor y emprendedor de la lechería argentina Cristian Chiavassa, de donde salieron varios de los conceptos que trazan la misión de las empresas modernas.
Para Lyons, la agricultura como un todo es trabajar en mejorar la nutrición de las personas cuidando el medio ambiente, considerando el lema ‘planeta de abundancia’: «el liderazgo es muy importante en la industria y en el mundo, por eso en este año donde hemos tenido una alteración al sistema, la misión fue crear algo positivo a partir de una explosión de innovación. Debemos tener la confianza para mostrar que lo que hacemos contribuye a la salud de las personas. Este tiempo de pandemia puede ser de renovación, de renacimiento, el ejemplo más claro es que la agricultura y el sector de alimentos han sido el soporte vital en este 2020«.
El líder de Alltech subrayó: «debemos responder con creatividad a todos los cambios que están pasando alrededor del mundo. En estos momentos tan difíciles para la humanidad son los emprendedores, líderes y pensadores quienes pueden cambiarlo todo –dijo Lyons-. El aventurero británico más famoso del mundo, Bear Grylls, es el autor de una frase motivadora que bien puede aplicarse a nuestro negocio: ‘si amas algo, lo proteges’. Por eso en nuestro universo tenemos un nuevo principio no negociable: la sustentabilidad, una misión que se enlaza con la seguridad alimentaria y la transparencia en lo que hacemos”.
En el intercambio del diálogo, Chiavassa preguntó por qué es tan importante que mostremos al mundo lo que hacemos y cómo lo hacemos: “narrar historias es uno de los tres pilares de nuestra empresa, junto con la ciencia y la sostenibilidad”, contestó Lyons en perfecto español. “Tenemos que conectarnos con el consumidor, escucharlo y compartir la cultura que tenemos en común, a través de las experiencias de nuestros clientes, que son los consumidores de nuestro trabajo, que aplican las innovaciones y logran los cambios; por eso somos nosotros los que debemos contar estas historias, a fin de contrarrestar lo que siempre escuchamos de nosotros en los medios, contado por personas que no nos conocen”, reflexionó el CEO norteamericano.
Igual de importante es el compromiso que cada empresa asume con la comunidad en donde está inserta. En el caso de Alltech, por ser una empresa global, su compromiso de sostenibilidad es proporcional a su escala, y así, fue reconocida en 2019 por las Naciones Unidas en su resguardo a los derechos nutricionales, ambientales y el aporte a la ciencia. “El mensaje de ‘planeta de abundancia’ es una llamado a la colaboración de todos los que podemos aportar a un futuro positivo”, concluyó el Dr. Lyons.
En síntesis, el mensaje fue asumir un planeta de abundancia, “marcar el camino pero confiar en todo lo que cimenta el compromiso con la sustentabilidad, apoyándose en la ciencia y la comunicación emocional de nuestro trabajo, con una visión positiva del planeta y en interacción permanente con la comunidad”.
Capital humano y nuevas tecnologías
A lo largo de las dos jornadas, expertos de diversas áreas del conocimiento y los servicios aportaron su testimonio en base a ejemplos reales que han cambiado para mejor el funcionamiento de las empresas.
La idea de “Innovación Abierta”, por ejemplo, fue abordada por Charly Karamanian responsable de Idea Hub en Enel -una empresa multinacional que aportó soluciones a la NASA-, analizó de qué manera resolver los grandes desafíos que destraban el crecimiento. “Se trata de un nuevo paradigma en donde nosotros entendemos que no necesariamente las personas con las mejores ideas trabajan para nosotros o en nuestra compañía, pero están allí en otras disciplinas o en cualquier parte del mundo, y hoy tenemos la posibilidad y la tecnología para poder capturar ese valor convocándolos a que piensen por nosotros”.
También en la presentación de tecnologías para el sector a cargo de Ideas For Milk se compartieron detalles de dos start ups brasileñas; por un lado, CowMed, una empresa que desarrolla collares para el monitoreo de la reproducción, la nutrición y la salud animal, que logró un código que permite interpretar la demanda de la vaca en tiempo real, o como dice su desarrollador, “era necesario preguntarle a ella qué es lo que necesita”.
Otro desarrollo es OnFarm, un proyecto que nació con el objetivo específico de resolver una de las problemáticas más importantes de la ganadería lechera como lo es la mastitis, por medio de la identificación del agente que la causa para que el productor logre tomar decisiones más efectivas.
Hubo espacio también la presentación del proyecto BCR Start Up Network, a cargo de Juan Manuel Vergara (BCR Innova), con una iniciativa que “busca impulsar actividades con el mundo emprendedor, generando vínculos con empresas de la cadena del agro, incentivándolos a que aceleren los procesos de innovación internos de sus organizaciones”.
Marcelo Salame, cofundador y CEO de Alytix, compartió detalles sobre una startup que desarrolla alternativas a los antibióticos para la salud animal en cerdos, aves y vacas.
Del mismo modo, el representante de Kelpie presentó una plataforma digital diseñada para responder preguntas del productor en relación a la cantidad de pasto disponible y sobre su uso eficiente, por medio de herramientas como sensores, apps y plataforma web.
Digi Rodeo, dio detalles sobre la utilidad y diseño de una plataforma tecnológica para la digitalización y la trazabilidad ganadera con un sistema que funciona sin wifi dentro del establecimiento.
Abrirse y provocar el cambio
Reconocidos técnicos y empresarios del sector participaron para debatir en torno al factor humano en la lechería asociado a la innovación. Nicolás Lyons (Australia), Hugo Quattrochi (consultor en RRHH de la industria láctea), Fernando Preumayr (Proyecto Factor Humano de CREA) y Diego Del Carril (director de Adecoagro), aportaron sus ideas.
“Generar una atmósfera para la innovación –propuso Del Carril-. Muchas veces pensamos que innovar es sólo implementar tecnología pero yo creo que es abrirse a otras ideas, porque la innovación solo puede surgir de la cabeza de las personas que ponen a disposición sus recursos personales e intercambian ideas con un equipo pero en un espacio que hay que generar; los jóvenes hoy vienen con ideas súper novedosas de la mano de lo digital y hay que alentar esas propuestas, dejarnos cuestionar, creo que desde la lechería tenemos una oportunidad enorme para generar estos espacios y que las nuevas generaciones, con toda su riqueza y su apertura mental nos puedan desafiar y juntos generar soluciones o alternativas novedosas”.
A esta razonamiento se acopla Preumayr: “en esa atmósfera hay dos eslabones que se entrecruzan que son procesos y personas; la innovación no se da sólo a nivel tecnológico sino en la forma de vincularse y de trabajar, de entenderse, y esto está estrechamente ligado a una actividad como es la lechería donde hay infinidad de procesos imposibles de concebir si no hay mejoras de las personas además de la mejora tecnológica”. Es decir, “la empresa también debe alinear sus objetivos en gran medida con los proyectos personales de la gente joven que vienen justamente a desafiar los paradigmas actuales”.
Nico Lyons por su parte, sugirió: “si bien hay condiciones innatas en algunas personas para la innovación, porque son más creativas, más desafiantes, lo cierto es que el ambiente empresarial debe fomentar esos comportamientos; es como un desafío personal de la gente en ese ambiente animarse a probar, a equivocarse, a preguntar, a poder desafiar el statu quo para lograr mejores resultados”. En este sentido, advirtió: “hoy el sector enfrenta enorme desafíos y oportunidades yendo hacia adelante, y si bien la velocidad del cambio va a ser bastante acelerada con herramientas y contextos diferentes, muchos de los principios son bastante similares y no es necesario reinventar la rueda, sino ver qué espacios vacíos hay, armar equipos de trabajo y detectar esas necesidades”.
Quatrocci definió la lechería que le gustaría ver masificada en los próximos años: “me gustaría una lechería dentro de una macroeconomía menos agresiva; yo creo que en Argentina se hace mucho con muy poco y en los próximos 5 a 7 años muchas empresas van a tener que tomar decisiones determinantes sobre sucesión gerencial para seguir o no en la lechería; me gustaría ver que las empresas empiecen a transitar o asuman ese proceso de manera proactiva, anticipándose a la urgencia para poder armar bien el proceso”.
Una conclusión
Claro que todas estas tecnologías no funcionan per se en todas las empresas, ya que lo primero que debe plantearse en el seno de una empresa, es la visión del cambio, el convencimiento del rumbo hacia dónde direccionar el barco, trazar objetivos, plasmar estratégicamente una idea.
Porque de nada sirve alimentar la expectativa de que el destino tocará a la puerta algún día, porque la espera puede ser eterna. En este sentido, el título de tapa de esta edición trae a la memoria la frase de una sabia canción: “caminante no hay camino, se hace camino al andar”.