La cosecha de soja de segunda llegó a su fin luego de experimentar diversos escenarios climáticos desde el inicio del ciclo, donde el cultivo manifestó una amplitud de etapas fenológicas.
Desde el Sistema de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Comercio de Santa Fe (BCSF) confirmaron que la producción final del cultivo tardío fue de 1.411.140 toneladas y el rinde promedio se ubicó en 26,5 qq/ha.
Cabe recordar que finales de diciembre y principios de enero, los cultivares atravesaron un período de déficit hídrico y estrés térmico que afectó su desarrollo vegetativo. Ya en febrero retornaron las precipitaciones y mejoró la disponibilidad de agua útil en el suelo.
«Allí comenzó a evidenciarse alguna reacción positiva, en especial en el desarrollo de las estructuras de las plantas”, indicaron los expertos de la BCSF. Las lluvias irregulares, con distribución geográfica heterogénea, definitivamente influyeron en el crecimiento vegetativo del cultivo, según las distintas áreas.
Por último, los técnicos remarcaron que las consecuencias de las condiciones ambientales que reinaron durante el ciclo, se reflejaron en la diferencia de los rendimientos finales.