Desde hace 15 años Santiago Barbero alquila un campo donde tiene su tambo. En este tiempo nunca había tenido ningún inconveniente, a pesar de estar sobre un camino público de la localidad, sin embargo hace dos meses la situación cambió.
Pensando en hacer obras en el campo compró diez bolsas de cemento y esa tarde se la entregaron en el lugar. Esa noche se las robaron, junto con el freno de un caballo, una campera del tambero, el intento de robar gasoil y otros daños. Hecha la denuncia, no tuvo más novedades.
Hace dos semanas en el campo ganadero de un vecino robaron una montura, remedios y gasoil; los mismos delincuentes pasaron por el tambo, se llevaron otra campera, intentaron sacarle gasoil y con estas dos denuncias, tampoco se supo nada.
“En el campo nos damos cuenta de los delitos al día siguiente”, explicó el productor que hizo de inmediato la denuncia.
Pero el hecho principal se iba a producir el jueves 11 de julio, cuando terminó la segunda rutina de ordeño de la jornada. Pasadas las 20:30, el tambero y su empleado apagaron los reflectores cercanos a la sala, en la penumbra y a pesar del frío se quedaron charlando junto al silo, hasta que escucharon el motor de una camioneta, la vieron acercarse a la Chevrolet S10, blanca o gris; y después sonidos de chapa que venían de la guachera, donde están las jaulas de los recién nacidos.
Alertados por esto fueron hasta la casa los dos empleados y buscaron la linterna y una escopeta, que no se usó. La intención era dispersar a los delincuentes, pero lo que recibieron como respuesta fueron unos diez disparos, que incluso perforaron el silo y dejaron a la vista seis casquillos.
Barbero llegó al lugar minutos después que la Policía de Vila y detrás de ellos efectivos de San Antonio, Fraga y Ramona.
Algo parecía haber cambiado en las fuerzas de seguridad, porque empezaron a recorrer la zona y a unos 500 metros encontraron a los primeros dos terneros esa misma noche, durante la tarde del día siguiente a otro más en un rodeo de vacas a unos seis kilómetros al sur. Finalmente, el pasado sábado en una tapera de la localidad de Frontera se halló al último.
Después de los graves hechos que vienen ocurriendo en la zona y que despertaron los reclamos de los productores y de la propia Sociedad Rural de Rafaela, que se le volvieron a acercar al Ministro de Seguridad de la Provincia, en su visita junto con el Gobernador Pullaro a la ciudad, se percibe un cambio de reacción.
“Puede parecer una tomada de pelo, que aparezcan los cuatro terneros y uno una chata completa con herramientas que robaron hace unos meses. Falta que encuentren a los ladrones”, indicó Barbero, que actualmente tiene una casilla de Los Pumas en el patio de su tambo, para que las dos familias que viven en el campo estén seguras.
Barbero aseguró que “en esta oportunidad tuvimos apoyo, porque en el campo estás solo y con estas situaciones los riesgos son más grandes”. De todas maneras, entiende el productor que el reclamo conjunto que surgió de la entidad, que le permitió a víctimas anteriores plantear su situación es lo que colaboró para un cambio absoluto de actitud de las autoridades, abarcando a las Policía y a Los Pumas, que son quienes están sobre este y los demás casos.
Desde la Sociedad Rural de Rafaela hace años se pone énfasis en la necesidad de realizar todas las denuncias de los delitos que ocurren en los campos, para entender de mejor manera la dinámica de los hechos y su posterior seguimiento.
En los últimos meses nuestra institución convocó a autoridades políticas ejecutivas, legislativas e incluso judiciales para conseguir los cambios necesarios para prevenir y combatir la inseguridad rural que cada vez expone más a productores, familias y trabajadores.
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