De grano a bioetanol, tecnología, producción de carne, rescate de una marca láctea y maíz “de alta gama”

El panel sobre experiencias exitosas fue una clase sobre economía circular y agregado de valor a partir del maíz, basada en casos reales y locales: Bio4, que empezó con una planta de bioetanol y hoy vende hasta tecnología; Salvita, que hace en el NOA maíces dulces de “alta gama” y bajo riego, y Adecoagro, un gigante de commodities que recuperó e impulsó una marca láctea para el retail, narrando la producción de leche desde el grano de maíz. Fue en el Congreso Maizar 2025.

Moderados por Peter Hyland, gerente de Rusticana, Tomás Beamonte, gerente general de Bio4, Ramiro Muñoz, CEO de Salvita Alimentos, y Carolina Haymes, directora de Marketing de Adecoagro contaron desarrollos de productos y negocios que tienen como común denominador al maíz, sus ramificaciones productivas y su versatilidad para lograr atributos valorados en una economía circular y sustentable.

Beamonte contó la historia de Bio4, fundada por Manuel Ron y Marcelo Otero, desarrolladores de un modelo asociativo que en 2006 fructificó, con 26 productores asociados, en la primera planta de bioetanol de maíz en la Argentina. Ubicada en Río Cuarto, Córdoba, la planta transita su décimo tercer año de producción de bioetanol y hoy tiene una capacidad de procesamiento de 350.000 toneladas de maíz, que una nueva ampliación ampliará un 25% el año próximo.

En interín, fue estudiando modelos de energía y avanzó con el biogás, que se complementa el bioetanol para entregar energía renovable y bioproductos, como los biofertilizantes. Además, la empresa hoy produce y exporta tecnología con Bioeléctrica, para empresas que tienen materia prima orgánica y/o necesidad de abastecimiento eléctrico para diseñar sus proyectos de bioingeniería. “Ya hay 9 proyectos de terceros en que Bioeléctrica acompañó con know how, puesta en marcha y acompañamiento técnico de plantas de gas”, contó.

El desarrollo de Bio4 incluyó también la ganadería, una “integración natural” ya que uno de los coproductos del bioetanol, la burlanda, se transforma en proteína animal en feedlots. Además, la empresa prolongó la ruta de la descarbonización con la creación de Carbon Neutral Plus, una startup digital, un concepto más “desmaterializado”: know how, activos ambientales, bonos de carbono y certificados de energía renovable que permiten a las empresas gestionar su huella de carbono.

“Tenemos un modelo circular de producción. Entendemos a nuestra biorrefinería como una aplicación innovadora de tecnología para transformar materias primas en los productos y servicios que la sociedad demanda: energía y alimentos. Es un concepto que fue evolucionando, con la mirada de generar valor en origen, con mucha tecnología e inversión”, dijo Beamonte. “Cada litro o unidad de energía de etanol que sustituya a las naftas genera 75% menos de emisiones”, precisó el ejecutivo. Otro coproducto es el aceite técnico de maíz, para biocombustibles de segunda generación, de creciente demanda para la aviación.

En ese modelo circular, hoy Bio4 abastece el 1,4% de las naftas del país con 140 millones de litros de etanol, despacha unas 350.000 toneladas anuales de burlanda a feedlots y tambos, 5.000 toneladas de aceite técnico de maíz y genera 6,6 MWh de energía eléctrica, equivalente al 10% del consumo de Río Cuarto, ciudad de 200.000 habitantes. El biofertilizante se usa en 20.000 hectáreas y se ahorran emisiones. El equipo lo integran unas 200 personas, de las que 60% son profesionales, 25% mujeres y hay un 9% de “rotación interna”. El valor de lo que producen “transformado y comercializado duplica el valor del maíz que se compra en la zona”, dijo. Así, se controlan emisiones, se cuida el agua, se agrega valor en origen, se genera empleo calificado y se cuida a cada miembro del equipo. El bioetanol, abundó Beamonte, acompaña la rotación de cultivos que facilita el maíz y su escala y competitividad genera ahorros al consumidor.

“Nos imaginamos creciendo en bioetanol carburante, con crecimiento en el corte, autos con motores flex y también es posible aumentar la penetración de la burlanda en las cadenas ganaderas”, dijo Beamonte. También ven oportunidades en minería e industria naval, pues el bioetanol “es muy escalable y muy competitivo, atributos muy importantes para barcos y grandes camiones mineros”. Y otra ruta, dijo, es la generación de bioplásticos, para mejorar la huella de carbono en el packaging.

Ramiro Muñoz, de Salvita, trazó las cuatro generaciones familiares de la empresa: su bisabuelo, de gran astucia comercial, que llegó de Granada, España: su abuelo, que tuvo una mirada más productiva; su padre, que diversificó la producción, y la cuarta generación, enfocada en agregar valor en origen, en las provincias de Salta y Jujuy (NOA), en zonas muy postergadas, inhóspitas, con carencia de servicios y de formación.

Además de producir hortalizas, legumbres, cereales, Salvita hace maíz dulce, orientado al mercado retail, con un costo productivo muy superior al de variedad de trilla. Usan riego por goteo. “No podemos expandirnos mucho más, porque es un producto de vida útil muy corta: después de cosechado y empacado tiene que ir a enfriar pasando por un proceso de hidro-cooler para mantener el color verde en la chala”, porque “así se comercializa en la Argentina”, contó Muñoz, con una vida útil de 7 a 10 días, lo que limita el mercado a la Argentina y Uruguay.

Salvita también produce maíz convencional en unas 6.000 hectáreas, y quiere crecer. “El maíz tiene impacto particular, porque lo hacemos carne, luego estiércol y compostaje, lo usamos en todos los cultivos intensivos y en la banana, y vimos salto productivo interesante. Nos llevó la atención a fertilizantes orgánicos y planta de biológicos, con fase comercial a partir de agosto”, contó.

En esa ruta, están entrando en el negocio de “quinta gama”: snacks de maíz (choclo) esterilizado, cocido, envasado al vacío, ya pelado (sin chala). “Es un negocio escalable, porque es menos artesanal, se cosecha mecánicamente, la parte fabril es distinta”. Muñoz estimó que, por la demanda que hay en Sudamérica, permitirá sumar 2.000 hectáreas más a la producción de maíz dulce.

Por último, Carolina Haymes contó el caso de Adecoagro, un gigante del agro con presencia en la Argentina, Brasil y Uruguay, que produce azúcar, etanol, arroz, maní y lácteos. “Somos eficientes y sustentables”, dijo, en gran medida, gracias al maíz. La ejecutiva contó que si bien Adecoagro nació en 2002, recién en 2019 incursionó en el área de consumo masivo con la compra de dos plantas, en Chivilcoy (Buenos Aires) y en Morteros (Córdoba), y las marcas Las Tres Niñas y Angelita. “Hay pocos casos de empresas tan afirmadas en el agro que incursionen en consumo masivo, para generar valor hacia adelante”, sostuvo, y recordó que las plantas lácteas que compraron estaban paradas. Tomaron como insignia láctea la marca Tres Niñas, y hoy ya elaboran quesos, leche, chocolatada, cremas y un producto bebible 100% yogur. Todos, de larga vida útil.

Las Tres Niñas, cuya reputación como marca investigaron y relanzaron con el lema “lo bueno vuelve”, representa el 28% de la facturación anual de Adecoagro en la Argentina y Uruguay, y deja a la empresa USD 40 millones anuales de Ebitda. Haymes, que antes había trabajado diez años en otra láctea, recordó su impresión cuando conoció los cuatro tambos de Adecoagro. “Nunca había visto algo así”, instalaciones de altísima eficiencia con un total de 14.400 vacas, cada una de las cuales produce 37 litros de leche diarios.

Una enorme ventaja es que la propia empresa produce el 70% del alimento de sus vacas. Todo comienza en el grano de maíz, que alimenta a las vacas, cuya bosta se manda a dos biodigestores que producen energía que venden, y lo que sobra va a fertilizantes para el suelo. Haymes contó que le llevó un año convencer a la empresa de contar ese proceso circular de sustentabilidad en el dorso de los envases de los productos Las Tres Niñas. Quería hacerlo “porque tenemos un proceso circular, a partir del maíz, que otras marcas no tienen”. De allí surgió otro lema de marketing: “Leche con impacto positivo”. El trípode, resumió Haymes, fue Tambo Sustentable, Leche del propio Tambo y Cuidado de las Vacas. “Hoy somos la segunda marca láctea en canales nacionales. Coca Cola nos está distribuyendo y estamos ya entre las tres empresas lácteas más importantes por recordación de marca y frecuencia de consumo”, dijo.

Todo eso, concluyó, tiene “mucho que ver con el maíz”: la empresa produce en 42.000 hectáreas, sus silos maiceros ocupan unas 5.500 hectáreas, con lo que produce 148 millones de litros anuales de leche, genera 25.000 MWh de energía, que vende en USD 4 millones, y ahorra más USD 1 millón anual en fertilizantes. “También usamos maíz en las tostadas, en las almohaditas y en la polenta. El maíz les aporta una consistencia, una resistencia, una crocancia distinta. Son todos productos libres de gluten, basados en harina de arroz y que tienen sabor. Y cada vez tendremos más productos que incluyen el maíz, son tendencias internacionales”, completó Haymes.

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