La tuberculosis bovina (bTB) ha sido históricamente una preocupación sanitaria para los productores lecheros. Sin embargo, una línea de investigación del Instituto de Investigación en Ciencias Agropecuarias del Litoral (IdICaL, INTA Rafaela–Conicet) en conjunto con el Instituto de Agrobiotecnología y Biología Molecular (IABIMO, INTA-CONICET), aporta evidencia concreta para dar un salto cualitativo en su control. Incorporar la técnica ELISA al diagnóstico tradicional con tuberculina permitiría detectar animales infectados que hoy pasan inadvertidos y, con ello, reducir la persistencia del agente causal en los rodeos.
“El objetivo fue evaluar una herramienta complementaria que mejore la sensibilidad del sistema diagnóstico”, explicó Marcelo Signorini, médico veterinario del IdICaL, Conicet-INTA, responsable del estudio. “El uso combinado de ambas pruebas —la intradérmica con ppd bovina y el ELISA para anticuerpos específicos de Mycobacterium bovis— nos permitió detectar animales que, a pesar de estar infectados, no reaccionaban a la prueba tradicional”.
Durante más de cinco años, el equipo del IdICaL llevó adelante un trabajo sistemático de muestreo en tambos de la cuenca lechera santafesina. Se aplicó la prueba de tuberculina en el pliegue caudal (CFT) y los animales con resultado negativo fueron luego evaluados mediante ELISA. La experiencia se desarrolló en dos estrategias: una anual —con muestreos sucesivos durante tres años— y otra más intensiva, con tres ciclos aplicados consecutivamente en un mismo año.
Los resultados fueron contundentes: “En ambas estrategias observamos una reducción significativa en la proporción de animales positivos al ELISA hacia el tercer muestreo”, destacó Signorini. “Eso demuestra que, con un seguimiento continuo, es posible disminuir la circulación de M. bovis incluso en rodeos donde la enfermedad parecía controlada”.
Uno de los hallazgos más relevantes fue la caracterización de los perfiles de infección. Mientras los animales positivos a la tuberculina suelen ser más jóvenes —en promedio, con dos lactancias—, los que reaccionaron al ELISA correspondieron a vacas más longevas, de tres o más lactancias.
Este comportamiento inmunológico —según explican los investigadores— está relacionado a la evolución natural de la respuesta inmune frente a la infección: a medida que progresa la enfermedad, el organismo pasa de una respuesta celular a una humoral, detectable solo mediante la prueba serológica.
“El diagnóstico clásico por tuberculina es muy específico, pero puede pasar por alto animales en etapas avanzadas de la infección”, precisó Signorini. “Con el ELISA logramos cubrir ese vacío y evitar que esos individuos actúen como reservorios dentro del rodeo”.
El programa nacional de erradicación de tuberculosis bovina, que se basa en la detección mediante CFT y el sacrificio de animales positivos, mostró avances sostenidos. Sin embargo, la persistencia de casos en algunos establecimientos generaba dudas sobre la posibilidad real de erradicar la enfermedad. Este trabajo del INTA aporta una herramienta práctica, respaldada por evidencia científica local, para fortalecer el sistema y acelerar su impacto.
Ambas estrategias de diagnóstico —ya sea con muestreos anuales o más frecuentes— demostraron ser efectivas para reducir tanto los casos positivos a CFT como a ELISA. Pero el éxito —remarcan los técnicos— depende también de las prácticas de manejo del establecimiento. “Es fundamental acompañar el control sanitario con medidas de bioseguridad, trazabilidad y aislamiento de animales nuevos o sospechosos”, subrayó el especialista. “Cada tambo tiene dinámicas propias y eso influye en la efectividad de cualquier programa sanitario”.
El aporte del INTA Rafaela se inserta en un contexto donde la sanidad animal es una pieza clave para la competitividad del sector lácteo argentino. La incorporación de nuevas herramientas diagnósticas no solo mejora la salud del rodeo, sino que también fortalece la calidad e inocuidad de la producción.
“Estamos convencidos de que la erradicación de la tuberculosis bovina no es una utopía”, afirmó Signorini. “El desafío es seguir perfeccionando las estrategias y trabajar junto a los productores en la aplicación coordinada de estas tecnologías”.
El avance científico del IdICaL-INTA Rafaela refuerza el rol del organismo como referencia nacional en investigación aplicada a la salud animal. Con un enfoque técnico y sostenido en el tiempo, el equipo logró traducir conocimiento en soluciones concretas para el campo, un ejemplo claro de cómo la ciencia pública puede potenciar la productividad y la seguridad sanitaria del rodeo argentino.







