Así se extrae de una comparación basada en un estudio realizado por el INTA y el INTI con datos de la campaña 2021/2022. El resultado fue mejor también que el de los otros grandes productores de maíz del mundo, como Estados Unidos, Brasil, Ucrania y Rusia. Los investigadores esperan realizar más estudios para poder determinar una tendencia.
Un estudio elaborado en conjunto por el INTA y el INTI y solicitado a ambos organismos por Maizar, determinó que en la campaña 2021-2022 el maíz generó 1.246 kilos de dióxido de carbono equivalente por héctarea, es decir, de 0,178 kilos de dióxido de carbono equivalente por kilo de maíz cosechado. Es el promedio ponderado entre maíz temprano y tardío, con tendencias muy similares en ambos casos.
El estudio determinó que lo que produce mayor impacto son las emisiones de la fertilización y de la producción de fertilizante: entre las dos, suman más de un 50%. También hay una alta emisión de los residuos de cosecha, la producción de herbicidas y de los combustibles.
La siembra directa tuvo en la campaña estudiada un nivel de adhesión del 91%. Si se hubiera hecho el 100% bajo este sistema, la huella habría bajado de 0,178 a 0,177 por kilo de maíz, y si se hubiera trabajado solo el sistema convencional, habría habido una suba de la huella del 4%, de 0,178 a 0,185.
Por otra parte, si se tiene en cuenta el transporte hasta el puerto (se consideraron unos 200 km), el impacto aumenta un 13%, de 0,178 a 0,204. Así lo informó Leticia Tuninetti, especialista en Análisis de Ciclo de Vida del INTI y una de las autoras del trabajo.
Rodolfo Bongiovanni, investigador del INTA Manfredi y coautor del estudio, indicó que, si se toma como fuente las bases de datos de otros países, la Argentina tiene una huella muy inferior. En el caso de Brasil, la huella es de 0,264 si se considera la base de datos Ecoinvent, y de 0,324 si se considera la de Agrifootprint. Esta última consultora también midió la huella de China, de 0,411; de Estados Unidos, de 0,277; de India, 0,614; de Rusia, 0,545; de Ucrania, 0,328; y de Vietnam, 0,528. La huella promedio del mundo, para Ecoinvent, es de 0,526.
La huella argentina también se comparó con una investigación publicada en la revista científica Journal of Cleaner Production, de un equipo encabezado por Tomas Nemecek, según el cual la huella para el mundo fue de 0,451 por kilo. En este sentido, la huella de la Argentina es 61% inferior a la mundial.
Otro hallazgo fue que la actual huella de carbono del maíz argentino fue un 22% inferior a la que resultó de un estudio realizado en el país hace diez años bajo la misma metodología, que había determinado un valor de 0,229, aunque cabe aclarar que esto supone la comparación de dos fotos que pueden estar influidas por los diferentes rendimientos de cada campaña.
Según explicó Tuninetti, la metodología utilizada para el trabajo fue el análisis del ciclo de vida, que implica cuantificar los impactos ambientales potenciales a lo largo de todo el proceso relacionado con el producto, desde la extracción de materias primas, la producción y uso de energía, hasta la disposición final. Es decir, no solo la etapa de la hectárea o de la industria, sino todos los insumos, todos los transportes, todos los tipos de energía utilizados.