Sucesores de Alfredo Williner SA, alcanzó un acuerdo con las entidades bancarias para reestructurar una deuda que paradójicamente hay contraído para inversiones de crecimiento, pero que empujada por las condiciones macroeconómicas del país en los últimos años, la llevó a una situación de estrés financiero que puso en peligro su solvencia.
Gracias a una gestión que duró seis meses con seis bancos privados que históricamente trabajaron con la firma rafaelina, finalmente ayer Ilolay comunicó que “se superó con éxito la instancia de reestructuración de deuda”, por lo que la empresa “se encuentra trabajando en planes de negocio acordes a la realidad actual, con expectativas de crecimiento y la mirada puesta en la sustentabilidad”, según informaron desde la tercera industria láctea más importante del país.
“Los motivos que produjeron esta situación se remontan a 2017 y 2018, período en que la empresa realizó una serie de importantes inversiones con el fin de mejorar su productividad y eficiencia” en las líneas de yogures y leches en polvo. “Pero, al ritmo de las tasas de interés y las devaluaciones, el costo financiero creció, produciendo un rápido incremento del endeudamiento, que si bien no era relevante, fue necesario atender”, indicó el comunicado.
Sumado a ello, “el mercado comenzó a deteriorarse y se redujo la demanda de productos lácteos; luego, la pandemia generó costos extras resintiendo aún más la rentabilidad de la compañía”, apuntaron desde la empresa.
Pasada la tormenta financiera, esta emblemática industria familiar que posee un management altamente profesional liderado por su gerente general, Rodolfo Galloni, ahora prepara su estructura productiva para encarar la dura competencia en ciernes por la leche cruda, que plantea el promisorio escenario internacional.