Será un año complejo, pero desde lo productivo, la esperanza está puesta en la performance del campo, que podría aportar la primera llave para la salida de la crisis. Los diversos sectores productivos confían en que será difícil, pero tienen expectativas positivas respecto al nuevo rumbo que toma el país.
Son tan altas las expectativas como profundas las preocupaciones en este inicio de año, en donde se advierte que el país está muy ansioso por empezar a ver resultados positivos, en un contexto caracterizado por la inédita llegada al «poder» de un Gobierno que pretende virar el rumbo de la economía y así combatir la enorme crisis económica y social, encauzando una recuperación productiva.
Por el momento, el flamante Gobierno de Javier Milei, parece chocar de frente contra las fuerzas políticas opositoras, viciadas y atornilladas en las prerrogativas de la vieja política, que por supuesto no está dispuesta a ceder ni un milímetro de su «status quo» en aras del cambio.
A pesar de que el nuevo Gobierno nacional asumió con un respaldo popular altísimo, paradójicamente está muy desprotegido en el poder legislativo y federal, ya que no cuenta con muchos representantes en el Congreso y con ningún gobernador. Esto sin dudas es un gran desafío para Milei, que ya probó el sabor amargo de la «rosca política» en este mes de febrero, y ante su primera intención de validar por Ley su plan económico inicial, vio como los partidos y legisladores históricos del Congreso, lograron desplumar su proyecto antes de que tome vuelo.
El tortuoso camino de la esperanza
Nuestro Agro consultó y analizó la reacción de entidades y dirigentes en este inicio de año, frente a la «necesidad» y la «oportunidad» que presenta la llegada de un nuevo Gobierno.
Desde la poderosa cadena de valor del maíz, MAIZAR, su presidente Federico Zerboni, reflexiona: «yo creo que la gente votó un cambio, porque al ver cómo venimos desde los últimos 70 años, es evidente que es imposible seguir así; el nivel de pobreza que hay, la incertidumbre, los mercados intervenidos, la falta de inversión, de créditos, la altísima inflación y el famoso déficit fiscal, eran muy graves».
Desde su punto de vista, el directivo sostiene que «hay optimismo», y reconoce que «arreglar todo el desbalance económico en dos meses es imposible. Hay una tendencia a tratar de enderezar y ser un país normal como Brasil o Uruguay que en materia agropecuaria tienen créditos a largo plazo, inversión y crecimiento. Por eso tienen entusiasmo en invertir y ellos saben que si invierten hay reglas de juego claras y certidumbre de lo que va a pasar a futuro».
Zerboni contrasta al decir que «acá, con la incertidumbre que hay es muy difícil trabajar y proyectar. Y en la Secretaría de Agricultura actual lo saben; ellos dicen que ‘éste no es nuestro plan’, que ellos no vienen a hacer esto que está pasando ahora, pero el avión venía en picada y antes de planear nada, hay que estabilizarlo porque de otra manera nos estrellamos. El plan va a venir cuando se estabilice la macroeconomía».
Por otra parte, desde el Consejo Agroindustrial Argentino, que componen más de 60 entidades relacionadas al agro, se mostraron desde un comienzo a favor de realizar las reformas necesarias que permitan darle al país un perfil exportador y más simple en su estructura burocrática, por eso manifestaron «su profunda preocupación ante la falta de acuerdo legislativo entre los bloques de la Cam. de Diputados» cuando se cayó la Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos (Ley Ómnibus).
El CAA señala que «nuestro país necesita una Ley que permita ir hacia una macroeconomía más estable, avanzando en las reformas necesarias que modernicen el marco normativo, desburocratizando y racionalizando al Estado Nacional, a la vez que proponga un perfil exportador a nuestra economía». En este sentido, instan a los legisladores nacionales del oficialismo y de los bloques de la oposición a «redoblar los esfuerzos de manera responsable en la construcción de consensos que permitan avanzar con las reformas que necesita la economía evitando situaciones de incertidumbre que pueden tener impactos negativos en el desarrollo económico y social».
Yendo a una opinión más regional, la Rural de Rafaela se refirió al tema: «Nuevamente los vicios de la vieja política dejaron a un costado al ciudadano argentino, porque más allá de algunos detalles que correspondían ser debatidos aún en el recinto de Diputados, sólo primó el interés de algunos sectores de poder».
Luego ratificado esto en las palabras del presidente de la entidad, Leo Allasia quien comentó: «en las semanas previas al tratamiento, el sector agropecuario había sabido negociar y gestionar los cambios fundamentales del proyecto original, a través de la Mesa de Enlace, para no ver afectado el desarrollo del principal sector productivo; cambios en retenciones, biocombustibles, fueron clave para que las entidades que estamos al lado del productor y que formamos parte de la agroindustria esperemos una aprobación para que a la vez se garanticen servicios esenciales, mejoras en las condiciones de contratación laboral, elusión de bloqueos sindicales, pero sobre todo para que la altísima carga impositiva que seguimos padeciendo empiece a encontrar otra forma de análisis y utilización, a partir de contar el Gobierno con herramientas de base que podrían dar paso a otras medidas hacia adelante».
En línea con esto, el ruralista rafaelino, criticó la postura de los legisladores que terminaron por voltear el proyecto: «Para un Gobierno que recién comienza, se esclarece que estas actitudes que incluyen a legisladores por la provincia de Santa Fe, no hacen más que poner en peligro al bienestar de la República Argentina, motivando inquietudes en el humor social. Pareciera que con la marcha atrás en el tratamiendo particular de una Ley que tenía voto positivo en lo general, nuevamente dejamos pasar una gran oportunidad de cambio»
Lo cierto es que los mercados internacionales y nacionales respondieron rápidamente a la negativa, los dólares tuvieron comportamientos alcistas y confusos que no hacen más que alterar aún más la crisis que se arrastra desde hace años, que no sólo es financiera, sino también social y cultural.
«Es una obligación de quienes están en los poderes ejecutivos y legislativos responder a las necesidades de la comunidad, con el objeto de responder a la urgencia de rescatar a un país que fue rico y hoy a pesar de sus recursos, cada vez luce más empobrecido, aunque el campo no afloje y su gente no deje de trabajar», reflexionó Allasia.
La ilusión de una gran cosecha
Entre los factores que alimentan una esperanza para salir de esta crisis, está sin dudas el gran aporte que todos los años realiza el sector agroexportador del país. si bien nunca hay que contar los porotos antes de tiempo, nadie discute que esta campaña agrícola viene transitando un camino muy diferente al vivido en los últimos ciclos que fueron diezmados por la sequía. Falta un trecho grande para ver qué resultados arrojará la cosecha de granos gruesos, pero con repasar lo que significa el aporte de las cadenas agroindustriales, alcanza para ver que, con un poco de clima a favor y el compromiso de los productores que siempre invierten en favor de sus pueblos en el interior, la llegada de una cosecha importante servirá para comenzar a revertir la suerte del país.
En un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, se explicó que «el año pasado, incluso a pesar de registrar el menor valor exportado desde 2020, el agro continúa siendo el pilar de las exportaciones argentinas al mundo». Y amplía: «las exportaciones argentinas totalizaron 66.701 millones de dólares, una baja del 25% con respecto al año anterior. Pese a la falta de agua y las abruptas caídas productivas e importantes pérdidas que se experimentaron el año pasado, las cadenas agroindustriales representaron más de la mitad de las exportaciones argentinas. La participación en el total exportado fue la más baja en más de una década. De hecho, desde el 2011 que la participación de la agroindustria en las exportaciones nacionales no se observaba en estos niveles. De acercarse al 70% del total de las exportaciones en 2021, la agroindustria generó el 55% de las exportaciones argentinas en 2023, producto de la feroz sequía».
Por esta razón, si la cosecha que ingresará a partir de abril duplicase la magra campaña de 2023, sólo con eso, Argentina tendrá otro escenario económico en el entramado del interior productivo. Pero para que eso llegue a todos los sectores, será necesario que el Gobierno pueda desplegar su plan económico para que esos dólares no se pierdan en la política y la especulación.
Todos los sectores necesitan un cambio
Desde la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), que nuclea a las principales empresas productoras y exportadoras de biodiesel del país, bregaron por un cambio en la Ley de Bases para que se intente ir a un sistema parecido al de Brasil, sin regulaciones y con prospección de crecer en el corte progresivamente. Por eso al caerse el proyecto en el Congreso, también lamentaron la situación: «Argentina necesita terminar con un sistema anti mercado de cupos y precios en biodiesel que en ninguna otra parte del mundo existe, hay que permitirle al Gobierno promulgar una nueva ley que vaya hacia la libre competencia y el crecimiento del biodiesel, en favor del consumidor y del ambiente», remarcó la entidad, molesta por lo sucedido, en gran parte, porque el proyecto de ley otorgaba un horizonte de crecimiento, además de desregular y promover las bases de una Argentina más competitiva.
Desde la UIA, aunque con reparos porque hubo algunas oposiciones en el camino, dijeron: «el tratamiento legislativo ha demostrado plenamente la independencia y complementación de los poderes constitucionales para la gobernanza pero en esta etapa, la Argentina debe trabajar más que nunca para consolidar las tres «C»: certidumbre, confianza y concertación», expresó el titular de la UIA, Daniel Funes de Rioja.
También desde la Cámara Argentina de Comercio (CAC), su presidente, Mario Grinman, fue enfático al exhortar a la «dirigencia política a actuar con la grandeza que el pueblo exige». «No se trata de validar cualquier idea que el Ejecutivo proponga, pero sí de reconocer que Argentina necesita cambios de fondo y que la propuesta del presidente Milei recibió un contundente respaldo en las urnas hace menos de tres meses atrás», manifestó el dirigente.
«Es fundamental obrar con responsabilidad. Oficialismo, oposición y la sociedad toda debemos hacernos cargo de nuestro rol en este momento histórico. No debemos permitir que miserias personales o la defensa mezquina de un interés particular minen las posibilidades de progreso de nuestra querida Nación», recalcó Grinman.
En el establishment sobrevuela un sabor amargo y muchas dudas sobre la capacidad de la actual gestión para negociar y, de ese modo, gobernar. Muchos afirman que la intransigencia de Milei no es buena y que hay que ceder para lograr un acuerdo. «En el Gobierno decían que iban ganando 1 a 0 y terminaron perdiendo a 4 a 1. Es todo un disparate. Con el Congreso hay que negociar. El gobierno podría haber dicho ´no salió lo que yo quise, pero conseguí un objetivo´; veo que cada día que pasa se le está complicando más, porque además acusa a legisladores y gobernadores de traidores», señalaron desde las cámaras empresarias.
Por su parte, el titular de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino, consideró una «picardía» lo que sucedió en el Congreso y sostuvo que «los mensajes de la política tienen que ser otros». «No se entiende. El Congreso está para debatir, dictaminar leyes y discutir las mismas, no para volver todo atrás. Y el Poder Ejecutivo puede mandar a discusión las leyes que sea; por lo tanto, me parece un retroceso que sigamos enroscados en esas cosas», aseguró el dirigente rural.
Señales positivas para la ganadería
Luego de un 2023 ganadero con altibajos y que sobre la recta final marcó el comienzo de la recomposición en los precios, la nueva zafra de terneros que está por comenzar representará el punto de partida de un año con viento a favor para el sector.
Una de las variables que el negocio deberá afrontar es la menor disponibilidad de animales, pero para el Rosgan, el comienzo de la zafra de terneros permitirá igualmente al sistema de confinamiento comenzar a repoblar los corrales. Esta menor cantidad de ganado tendrá un impacto alcista en las cotizaciones.
Además, se debe tener en cuenta que la solidez de la exportación y la búsqueda del novillo terminado en el MAG también es el reflejo de los buenos valores de los novillos y novillitos de la invernada. “El tractor que empujará los precios este año será sin dudas la exportación gran jugador de la cadena”, anticipan.
Este año estará marcado por el ordenamiento de las cuentas públicas y privadas, donde todos los actores de la economía medirán el impacto que tendrán en su sector. En este contexto y luego de dejar atrás la sequía extrema de los últimos tres años, las lluvias que se registraron en distintas zonas del país impulsarán a la actividad agropecuaria.
Las buenas cosechas que se proyectan para el maíz y soja, además de generar un efecto virtuoso en el campo, aportarán divisas para comenzar a equilibrar las cuentas públicas.
Con estos antecedentes, el Rosgan vaticina que el 2024 será positivo para la ganadería, con vacunos que volverán a convertirse en una alternativa sólida de reserva de valor y exportaciones que podrían superar el millón de toneladas. “El criador buscará reponerse de las pérdidas de la sequía y mostrará su mejor cara que es producir”, concluyen.