La región ya cuenta con dos tambos robotizados

La asombrosa tecnología con robot de ordeño voluntario ya es una realidad en la provincia de Santa Fe. Tres funcionan en el tambo «Santa María» en Ataliva y otros dos módulos están en marcha en Protambo en San Jerónimo Norte. Los resultados son altamente satisfactorios y contribuyen a una mejor calidad laboral, al tiempo que son amigables con el medio ambiente. Ya sea pastoril tradicional o en sistema estabulado con cama de compost, esta tecnología presagia una nueva lechería para asegurar el arraigo de las nuevas generaciones.

Gustavo y Martín Barra, orgullosos propietarios del primer tambo comercial privado de la provincia en incorporar el ordeño robotizado.

La información anticipada por Nuestro Agro respecto a emprendimientos de avanzada tecnología que llegaban por primera vez a suelo santafesino se fue dando a buen ritmo a lo largo del corriente año y prácticamente en escasos 45 días se pusieron en marcha -entre julio y agosto- los primeros robot de ordeño voluntario que ya están demostrando la asombrosa versatilidad de ordeñar vacas produciendo mayor volumen y calidad de leche en un marco amigable con el medio ambiente.
En la edición de febrero de 2022, la nota de tapa de Nuestro Agro titulaba «El robot viene marchando» donde aparecía la familia de Gustavo Barra, productor de Ataliva, dispuesto a darle continuidad a su tambo de la mano de sus hijos y con la incorporación de un proyecto de cuatro robots de los cuales tres ya están funcionando y un cuarto estará completando la primera etapa en el próximo otoño.
Con el tambo «Santa María» la familia Barra continúa con un establecimiento tradicional en la zona cuyo titular era el conocido productor Idelso Trossero. Al casarse con la hija de Idelso, Gustavo Barra formó una familia con cinco hijos y para darle continuidad se optó por una tecnología que simplifica la labor del personal en el tambo. Y nos repite como en febrero: » la idea nuestra fue siempre cambiar el sistema de ordeño pero no el productivo, queríamos que el sistema a instalar nos permitiera continuar con la alimentación pastoril y una pista de comida que teníamos y la gente de la firma Lely de origen holandés y que comercializa en Argentina estos robots lo entendió muy bien y el proyecto arranca de esa manera y hoy estamos muy satisfechos».
Gustavo describe que al campo lo dividimos en tres sectores, A, B y un sector C. El A es pastoril donde puede haber avena en invierno, alfalfas y en el C hay una pista de comida en donde a cierta hora del día la vaca va a comer, sea los concentrados, silo de maíz y los productos que aconseje el nutricionista. Eso lo determina el sistema automático que tienen las puertas, es decir, «si tomamos las 12 de la noche hasta las 9 de la mañana van a estar en un sector, luego hasta las 16 pasan a un segundo sector y hasta las 24 en otro sector. En cada horario se abren las puertas y a través de un corto callejón las vacas se desplazan con mucha mansedumbre, en unos pocos días se adaptaron al sistema. En fila india se desplazan hasta al sector de ordeño donde cada robot las identifica y envía la información a la computadora y mientras tanto cada sector se va preparando para el siguiente recorrido».
El ordeño es voluntario, la vaca se desplaza sola en busca de comida, y en el robot se le ofrece un concentrado que sería la frutilla del postre donde es ordeñada automáticamente sin hacer ninguna resistencia, el animal por instinto se graba los horarios en que puede ir a comer ese balanceado tan exquisito. Alrededor de las 9 de la mañana los animales comienzan a desplazarse. «Pero digamos que en el sistema la gran protagonista es «la vaca», todo lo demás es tecnología. El animal se siente muy a gusto. Todavía estamos haciendo experiencia en esto, hay que darle confort a la vaca y este verano veremos cómo es el manejo. En la sala de ordeño en principio no es aconsejable el confort tradicional, estamos pensando en colocar aspersores en el patio de comida».

El proyecto final contempla la incorporación de otras unidades robotizadas para sumar en total 720 animales al rodeo.

Nuestro Agro (NA) – ¿Cómo se está evaluando la productividad?
Gustavo Barra (GB) – Por ahora podemos hablar de una suba del 15% con respecto al tambo convencional, nosotros aún no fijamos objetivos, la idea es ir mejorando todo el funcionamiento del sistema, vamos analizando los datos más importantes porque el sofware tira unos 120 datos por vaca y lo que analizamos son los principales ítems, tenemos que ir acompañando al sistema al que hay que dedicarle un tiempo para analizar los parámetros más importantes que incluye la calidad de la leche, la rumia, la ingesta, síntomas de mastitis y el celo son los indicadores básicos a los que hay que prestar atención todos los días. En el monitor, por ejemplo aparece el gráfico de celo y el tiempo disponible para inseminar, para el caso del semen sexado que estamos utilizando dejamos pasar el punto medio del indicador que aparece en el gráfico.
Queda bien en claro que la información es en tiempo real y eso permite interactuar con la información que aparece en la pantalla central porque ante alguna anomalía se pueden corregir en el corto tiempo. Cada robot tiene un monitor que muestra el estado general de la vaca y el comportamiento de cada cuarto en la ubre y cualquier anomalía determina el aparte de la vaca para ser observada.
Actualmente, se están ordeñando 170 vacas con tres robots (pronto serán cuatro) con producciones de 32/33 lts/vaca. «En estos días estamos atentos a cómo evoluciona el estado corporal de cada vaca ante las altas temperaturas que se están registrando, por tal razón podremos hablar con mucho más fundamento cuando tengamos la estadística de 12 meses para poder evaluar cómo se comporta cada animal en los distintos climas del año».
Agrega que el robot 1 por ejemplo está preparado para atender vacas en tratamiento o las vacas de entrenamiento, las vacas recién paridas, están apartadas y se las trata de acompañar para que se adapten rápidamente.

Maximiliano (encargado), Marcelo Humeler y Omar Magnín (socios de Protambo) junto al equipo de trabajo en el establecimiento.

Puerta hacia el futuro
Ante su hijo Martín, Gustavo comenta: «Esto hay que aprovecharlo si o sí, se dispone de mucha información y nos abre una puerta al futuro del tambo, yo les digo a mis hijos que el año que viene va ser el boom del sistema porque todas las vacas ya van a estar adaptadas y habrá mucha información para analizar y cuestiones a corregir. Las vacas se van a preñar y van a parir y van a ingresar a una rutina, todo el sistema va a estar aceitado, a cada vaca se le aplica el tratamiento que necesite».
La alimentación se fue acomodando con un balanceado «adaptado a nuestras vacas, un balanceado que debe tener cierta consistencia en su estructura, el sistema obliga a trabajar con mucha disciplina, el robot le asigna a cada vaca la cantidad de balanceado de acuerdo a lo que produce cada animal, si la vaca está en un momento de alta producción es posible que esté comiendo 10/11 kg. de balanceado, no es lo mismo que una vaca que esté produciendo 20 litros, es en estos aspectos donde se manifiesta la inteligencia artificial desde el robot, va compensando la alimentación de acuerdo a la conversión de alimento en leche» y acota: «el robot hasta nos permite saber si la vaca comió todo el balanceado asignado o dejó parte de él».
Admite que son cuestiones que «antes no podíamos disponer, vemos hoy un mejor estado de las vacas, hasta el mismo pelaje, es increíble la información que se dispone para evaluar y comparar».
El sistema permite ser más eficientes con el suministro de la alimentación, se mide todo desde el pasto, el silo y el balanceado, no hay pérdidas de ningún tipo. Comen pasto en forma directa, luego van al silo, hay dos puertas que apartan de acuerdo a lo que se le debe tratar, se detecta si bajó la producción de leche en una vaca, si hay algún problema de rumia o síntomas de mastitis. «Estamos aprendiendo todos los días con los asesores de Lely que nos ayudan a interpretar muchos datos. Hoy vemos que por cada robot pasan 440 veces las vacas por día lo que da un promedio de 2,3 a 2,5 ordeño por vaca, en un sistema pastoril».

Es visible la mancedumbre de las vacas en esta explotación.

PROTAMBO: ambicioso proyecto asociativo
En 2019 compran siete hectáreas propias con la idea de instalar un tambo integrando una Sociedad de Responsabilidad Ltda (SRL).
La historia de Protambo es un caso asociativo, hace más de siete años comenzó en San Jerónimo Norte la tarea de una docena de productores tamberos de juntarse para realizar en conjunto la compra de insumos, la compra de una estercolera para uso común y con el paso del tiempo algunos se fueron retirando porque tenían otros objetivos. En 2018 quedaron seis productores que decidieron la constitución de una SRL iniciándose con la recría de los machos de los seis tambos, además de elaborar la alimentación propia. Llevaban animales con 100 kg y los terminaban en 380/400 kg. resultando la primera actividad de la SRL que está constituída por Omar Magnín, Daniel Eberhart. Marcelo Humeler, Eduardo Amhert, Rubén Albrecht (veterinario) y Rafael Albrecht, ingeniero mecánico que atiende los equipos de Lely. Todos siguen atendiendo y creciendo con sus propios tambos.
A la actividad de Protambo SRL le agregan la agricultura alquilando campos de la zona y «en 2018 nos planteamos la necesidad de armar un tambo para la sociedad mientras cada uno continuaba con su establecimiento propio», comenta Magnín. Los animales terminados se vendían a terceros y «hasta pensamos en instalar una carnicería en Rafaela pero operativamente se nos complicaba». La historia se completa: «Por ese entonces se presentó la oportunidad de comprar una carnicería que se vendía aquí en San Jerónimo, y la pusimos en marcha y empezamos a comercializar el 1º de julio 2021», comenta Magnín. Con esta actividad les ha ido muy bien, faenando un promedio de 19 novillos por mes, «realizamos chacinados artesanales y contamos con una muy buena clientela que valora la calidad de nuestra carne y tenemos una marca registrada con productos muy reconocidos, nuestra idea es instalar algunas otras bocas de expendio en la zona con nuestra franquicia, hoy aquí ya estamos en el techo», describe Daniel Eberhart.
Según cuentan a Nuestro Agro, la idea de instalar un tambo aparece en 2018 y con ese fin adquieren siete hectáreas para armar una estructura para un estabulado: se fueron realizando las obras de infraestructura, electricidad, extracción de agua y cañerías y el armado del galpón de 120 metros de largo por 28 m. de ancho con dos calles laterales de hormigón para la alimentación. Mientras tanto avanzaron para tomar algunos créditos a fines de 2020-2021 con Banco Nación a través del convenio Santa Fe de pie y un apoyo del Banco Macro por menor valor. Aquí hemos hecho aportes personales -creamos un índice de conversión – le pusimos UVP (Unidad Valor Protambo) ya sea en cualquier tipo de aporte, pago de materiales, etc. Y un aporte en valor leche, que luego se fue actualizando la unidad de ese valor.

Una inversión razonable que asegura el bienestar y el descanso de los animales con un sistema sencillo y funcional.


Nuestro Agro (NA) ¿Por qué el estabulado?
Omar Magnín (OM) – Lo decidimos por los problemas climáticos que habíamos padecido en la zona inundándonos varios años, problemas de caminos, encharcamiento, caída de producción y achicamiento de los rodeos. Esos episodios nos marcaron a cada uno de nosotros. En principio íbamos a aportar vaquillonas de nuestros tambos, pero como cada uno iba creciendo nos llevó a que compráramos vaquillonas, aportamos algunas y compramos animales de buena genética. Fue fundamental adquirir esas vaquillonas, elegimos una genética bien de punta, largamos con un promedio de 37-38lts/vaca con 100 vacas y ahora bajamos a 35 lts/vaca e incorporamos 20, pero bueno, nuestra historia tiene tres meses largamos el 18 de agosto-, seguramente dentro de un año manejaremos otras estadísticas porque es muchísima la información por vaca que tira cada robot.
Por su parte Marcelo Humeler agrega: «estamos muy animados con los primeros resultados, yo estoy asombrado por los resultados, las vacas se adaptaron rápidamente al sistema, al ordeño voluntario, el confort animal, lo estamos viendo a diario»
Omar Magnín: «al comienzo llegamos hasta los 39/40 lts por vaca, después agregamos unas 20 que nos hizo caer el promedio, pero lo curioso es cuando incorporamos vacas de 25 lts. de nuestros tambos, en menos de un mes pasaron a 35 lts. lo que nos hace pensar que el confort animal es clave y los animales se adaptaron muy bien.
Daniel Eberhardt: «de estos primeros meses rescatamos como punto clave el confort animal, estar a la sombra y echadas en el compost las vacas no se estresan».
La alimentación se realiza en dos etapas: afuera con mixer a base de silo de maíz, de cebada, grano de maíz, rollo de alfalfa, harina de soja y sales.
El establo tiene 120 m por 28 m de ancho con dos calles laterales para comida, de 4 metros de ancho todo de hormigón. Se lo ha techado con una lona de 500 micrones y el armado se hizo con palos de eucaliptus curados, similares a los que utiliza la EPE, en cada base hay un tratamiento y está hormigonado.
En cuanto a la alimentación, Magnín comenta que con el mixer se entrega una TMR en base a silo de maíz, cebada, grano de maíz, rollo de alfalfa, harina de soja y sales. El balanceado se lo provee el robot, se le da un sabor especial en la conformación para que el animal lo disfrute. La demora por ordeño es de 5 minutos por vaca y actualmente hay 117 vacas ya que se apartaron tres para secarlas.
Daniel Eberhardt anticipa: «el mes que viene iniciaremos el armado del segundo módulo ya que el proyecto que hicimos es de 6 módulos alineados para ordeñar 720 vacas, iremos despacio hasta tanto vayamos consiguiendo financiación; por el momento los resultados son óptimos para nosotros. Es sencilla la limpieza de la sala de ordeño, generamos muchos menos efluentes y con lo poco que se extrae se fertiliza, y estamos pensando si el compost puede servir como tierra para fertilizar por lo que nuestra idea es hacer analizar el material que se vaya extrayendo». Se ha comenzado con rollos de rastrojo de cosecha de maíz y se está agregando viruta que tenemos a disposición en las fábricas de muebles que existen en San Jerónimo. Dos veces al día se rotura para mantener una buena aireación conformándose un material fresco donde se echan las vacas.
En cuanto a la calidad de leche Magnín manifiesta que la composición ha mejorado, que están por debajo de las 20.000 Ufc y por debajo de las 200.000 cs, entregándose la producción a la industria San Ignacio. Apuntan a mejorar en sólidos por lo que se trabajará en la dieta nutricional del rodeo y con el objetivo de alcanzar alguna certificación por confort animal, cuidado del medio ambiente, sanidad e higiene, con la idea de disponer de un establecimiento sustentable en el tiempo
Maximiliano Balza es el encargado de Protambo y comenta: «aquí trabajamos 4 personas en total, es decir que no desplaza mano de obra, lo que se mejora son las condiciones de trabajo, se trabajan 8 horas y se descansa, los mejores indicadores para nosotros son el bienestar animal y condiciones de trabajo y tener un mejor control del estado corporal de los animales».
Para Magnín «los resultados contagian entusiasmo, es muchísima la información que provee cada robot de cada vaca, sólo hay que mirar la pantalla y ver en qué estado se encuentra el animal, la producción diaria, la rumia, la detección de los celos, el robot aparta la vaca para que sea inseminada, lo básico se cumplió, la adaptación, el confort, a medida que se hace experiencia esto nos apasiona y todo el equipo de trabajo disfruta de los logros».
Destaca que toda la experiencia también la están volcando «para mejorar en nuestros tambos, afinar cuestiones de manejo en el tambo tradicional». Tiene en claro que hay que trabajar con buena genética y que el proyecto va avanzar. Reconoce que toda la información que hoy disponen es parcial por lo reciente del comienzo y que «seguramente dentro un año tendremos mucho para contar y evaluar».

El sistema elegido fue el de la firma Lely.

Cómo funciona

Se calculan en unas cinco horas entre uno y otro ordeño, si la vaca ingresa antes el robot la hace pasar pero no la ordeña y la aparta hasta que vuelva a ingresar. La hora del sector B son 7 horas aproximadamente y el sector C unas 9 horas, cuando el personal llega a las 6 de la mañana mira la pantalla y puede detectar si alguna vaca tiene un retraso en el rodeño y la va a buscar, esto son hechos aislados. Hoy no deberíamos tener ninguna sorpresa ni en el caso de la muerte de un animal, claro que se necesita estar atentos», dice Martín Barra. El personal está muy satisfecho.
Los robots se limpian internamente solos dos veces al día y los brazos necesitan de una limpieza más seguida, «hay que prestar atención a los pisos que se manguerean, se utilizan cepillos. Los robots están planificados para que se limpien dos veces al día, a las 5 de la mañana y a las 17, horario en que las vacas no van a ordeñarse
«Curiosamente en el horario en que ordeñábamos en el tambo convencional hoy vemos que no vienen a ordeñarse, lo hacen desde las 7/8 de la mañana hasta el mediodía y luego más hacia la tardecita, sin olvidarnos que es un ordeño voluntario», comenta Martín.
Saben ingresar, saben salir, tienen un collar que las identifica, el robot cuenta con una cámara 3 D que copia el movimiento de la vaca y el brazo se mueve en función de la información que tiene de cada vaca al momento de colocar las cuatro pezoneras.
Según comenta Gustavo Barra «las instalaciones tienen un costo promedio de U$s 2.600 por vaca, sin contar la obra civil. El cuarto robot se va a instalar en 2023 para atender los picos de producción, apuntando en esta primera etapa a ordeñar, y llegar a 260 vacas, el objetivo es ese, pero queda abierta la necesidad de ampliar, el sistema te lleva a crecer y todo depende de los litros libres que deja cada sistema, optar por el estabulado o bien continuar con el sistema pastoril».

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