La diversidad de situaciones por las que atraviesan los tambos al cabo de la sequía es muy amplia, primero pasa por la forma de manejo que tiene cada productor, la previsibilidad con la que se maneja, sus proyecciones, su programa productivo, también depende de la zona, algunas con excepciones porque tuvieron lluvias y se observa un sistema ordenado. También el descarte anticipado de animales en producción ha afectado a los rodeos, hoy producen menos y facturan menos, cuyas consecuencias se van a trasladar al resto del año.
Javier Mondino, productor del centro del departamento Castellanos, comentó que «la mayoría de los tambos han tenido una merma de alrededor del 20% en lo que va del año, acentuándose en marzo, vemos que los tambos pastoriles no resultaron tan afectados, se han defendido mejor que los que manejan encierro. Se han realizado reservas forrajeras de mala calidad y esta situación se va a trasladar al resto del año, no quiero ser alarmista pero este 2023 va a tener una caída de producción muy importante por lo que vemos en esta zona».
Raúl Beltramino, de la zona lindante entre Santa Fe y Córdoba, se incluye dentro de las excepciones: «nosotros que somos muy rigurosos en el manejo de los tambos, que programamos nuestra producción, si bien el impacto de la sequía se notó, pero el mejor respaldo fueron las alfalfas, pudimos confeccionar más de 4.000 rollos y si bien no se pudo hacer el maíz de primera, ahora estamos con lo que se sembró en enero y esos lotes están evolucionando muy bien, solamente rogamos que no se produzcan heladas tempranas».
Y agregó: «en general no hemos tenido una merma significativa en la producción, excepto algunas secuencias de calor, pero haber trabajado mucho en bienestar animal nos ha permitido atravesar estos meses tan secos, quedando demostrado que el tambo pastoril se defiende mucho mejor».
Daniel Colombero, de Aurelia, expresó: «este verano con altas temperaturas y sequía nos golpeó muchísimo, estamos produciendo entre un 20 y 30% menos, la última ola de calor de marzo hizo un desastre justamente cuando se insinuaba una recuperación. Las pocas reservas que hicimos han sido de mala calidad y los maíces de segunda que están implantados no prometen mucho. Lo que nos preocupa es que a nosotros nos pagan a 40 días y los insumos que compramos tenemos que pagarlos a siete días, y se hace muy difícil llevar adelante un tambo en estas condiciones».
Importante merma y descarte
El experimentado martillero de la Cooperativa «Guillermo Lehmann», Miguel Romano, se refirió a una reciente encuesta de 180 tambos de la provincia, que arrojó la siguiente conclusión: «si bien la industria anuncia una baja de producción en este verano de un 5% si se lo hace interanual da el 12%, pero chequeando establecimientos en la zona santafesina de la cooperativa vemos que la caída en producción de leche ha sido significativa, además de un fuerte descarte anticipado entre el 15 al 18%, las vacas con baja producción fueron a la feria y quedó comprobado que la baja del mes de marzo, producto de la última ola de calor ha sido la peor en 20 años. Nuestras consultas nos dan estos datos: en tambos estabulados/tecnificados la merma osciló entre un 10 a un 15% de la producción; en tambos tradicionales/pastoriles en la zona norte la baja fue entre 20 al 25% y en la zona centro y sur cayó en un 20% promedio. Lo más preocupante es que los tambos están facturando menos y los costos suben semana tras semana, particularmente en lo que se refiere a la alimentación (heno, maíz, balanceados, expeller, etc) que hoy se lleva algo más del 60% de la facturación, pero vemos una baja de producción a nivel nacional muy importante para este 2023».
Acomodar las dietas
La reciente implementación del dólar soja 3, traerá un nuevo impacto de suba de costos a los tambos. En su calidad de director provincial de lechería pero también como médico veterinario y productor tambero, Abel Zenklusen opinó para Nuestro Agro: «ninguna duda de que va a volver a encarecer como lo hizo el dólar soja 1 y 2, todo lo que es la alimentación, volviendo a imponer un esquema de menor rentabilidad en toda la cadena. La soja es muy mal de suplantarla en la dieta de las vacas, sobre todo en las de alta producción. Nosotros desde el gobierno, el INTA y todas las entidades, debemos trabajar mucho en acomodar las dietas. No digo que la vas a sustituir pero hay que usarla en la menor escala posible. Hay subproductos que se pueden meter en la dieta y muchos deberán replantearse los sistemas de ordeñe. Hacer más eficiente la transformación de alimentos y en especial tener en cuenta mucho los sistemas pastoriles. El 70% de los tambos son pastoriles o semi pastoriles. Ahí hay un nicho inmenso de trabajar todo lo que es la oferta de proteínas mucho más económicas, mucho más amigables con el medio ambiente».