De acuerdo al último informe mensual de la Guía Estratégica para el Agro, «la extrema variabilidad del clima pone en jaque a la soja de segunda y al conjunto de la producción de la oleaginosa».
Así, según los especialistas «se recuerda las condiciones de extrema sequedad en las que terminó la campaña gruesa 2017/18». Por cierto, febrero y los primeros diez días de marzo no dejaron lluvias importantes a gran parte del área central, en especial el este. Hay pérdidas muy graves de rindes y de superficie sembrada. Aún no es posible estimar el piso de producción con la que terminará está campaña de soja de extenderse la falta de agua. Las imágenes de la anomalía de reserva de agua en el suelo al miércoles 11 de marzo y la de hace más de un mes son elocuentes y muestran el cambio de escenario y el avance de la desecación.
A nivel provincial, son muy graves las caídas en los rindes de soja que se pueden proyectar en este último mes. Santa Fe perdió 4,3 quintales y pasa a un promedio de 30,1 qq/ha. En volumen, la pérdida es de 1,6 Mt. En gran medida, el impacto está dado por el daño que han sufrido los cultivos en el sudeste provincial.
Buenos Aires retrocede en 3,6 quintales, estimándose el promedio en 25,4 qq/ha, y es la mayor pérdida de entre todas las jurisdicciones ya que significa un descuento de 2,5 Mt. Entre Ríos cae 3,4 qq/ha, mientras que La Pampa retrocede 3,7 qq/ha. Córdoba está sosteniendo la producción argentina, con un promedio de 32,1 qq/ha; se espera que aporte casi 14,5 Mt de soja en este año.
El NOA, Santiago del Estero y parte del centro norte de Santa Fe mantienen muy buenas posibilidades productivas. Chaco depende de lo que suceda con las lluvias en este fin de semana: la soja está entre fructificación y principios del llenado sin haber recibido agua desde el 20 de febrero. Ya ha hay lotes irrecuperables, advierten los técnicos.