Cumplimos tres décadas informando y describiendo el escenario productivo más dinámico de nuestra región. Referentes de actividades emblemáticas como la ganadería, la lechería y la agricultura, hacen un repaso de la evolución del campo.
Depende de cómo se analicen los últimos 30 años, el lector podrá apreciar en las páginas de Nuestro Agro a lo largo de las tres últimas décadas, que en Argentina ha pasado de todo y a la vez no todo ha cambiado tanto. Esto cuenta no sólo para los aspectos políticos o económicos, incluso sociales, sino también para el aspecto productivo.
Tomando las cuatro áreas fundamentales de abordaje de nuestro medio, agricultura, ganadería, lechería y maquinarias, vemos que muchos de los grandes cambios tecnológicos no han sido proporcionalmente factores de crecimiento sectorial. Un caso emblemático es la lechería, donde en los últimos 30 años los avances técnicos y de proceso, no se traducen en la evolución de la actividad en términos de volumen o negocio.
Un histórico productor y conocedor de nuestra región, que llegó a presidir la cooperativa láctea más importante del país (SanCor), es una voz más que autorizada para evaluar esta línea histórica. «Han transcurrido 30 años de cambios constantes y todavía continuamos aprendiendo, ahora ya de la mano de quienes nos continúan, con un mensaje que siempre fue ser más competitivos y sustentables; aún hoy los productores siguen debatiendo sobre cuáles son los mejores sistemas de alimentación y llegamos a estos días en donde la tecnificación se ha difundido a nivel mundial y lo que nos parecía tan lejano como lo es la instalación del robot de ordeño, ya forma parte de una realidad en algunos tambos, sin embargo, esta crisis que vive el país, tan recurrente en los últimos años, produjeron una paralización en los planes futuros», repasa Vicente «Tito» Bauducco. «En la Argentina no se han fijado bases concretas desde la política», concluye el experimentado tambero.
Las nuevas tecnologías que irrumpen
También indagamos en la ganadería y especialmente en su evolución comercial, no sólo productiva. Dice un histórico del púlpito como Miguel Romano, que en esta región debe haber subastado varios millones de cabezas a lo largo de sus años como martillo principal de la Cooperativa Lehmann, que «remontándonos a 30 años atrás el sistema de comercialización de hacienda era totalmente distinto a lo que es hoy; en los últimos 10 años cambió enormemente, de pasar a vender un animal en la feria con tribunas repletas, a ofrecer hoy por televisión o por streaming a través de un celular, algo que al principio parecía impensable. Creo que a futuro podrán venir incluso cosas mejores». Además, en su repaso, Romano destaca que en el ámbito productivo, la irrupción de la soja fue traumático para el ganadero, además de las políticas que nunca jugaron a favor y el problema del clima.
La revolución de las máquinas
El industrial Carlos Castellani, presidente de la exitosa fábrica de sembradoras e implementos «Apache», fue el elegido para reflexionar sobre estos últimos 30 años. «Definitivamente el mundo ha cambiado», principalmente «desde la trascendental incidencia de la tecnología en cualquier ámbito».
El veterano fabricante, que ha sabido construir una marca argentina reconocida en gran parte del mundo, afirma que «el sector se caracteriza por adaptarse con celeridad a los nuevos vientos, como la Siembra Directa, de la cual Argentina es pionera», y eso impulsó a que la maquinaria esté en sintonía con la innovación y los avances tecnológicos, convirtiendo a la industria nacional en referente mundial.
La gran paradoja de esta revolución, es que no siempre el productor argentino puede acceder a estas tecnologías, debido a la gran inestabilidad macroeconómica que no le permitió proyectar inversiones en un escenario de largo plazo. Un recuerdo muy particular de Castellani, grafica esta realidad: «en 2008 en la Expoagro habíamos vendido todo lo que produjimos porque la soja valía 600 dólares, y el Gobierno implementó la Resolución 125, por la cual se anularon todas las operaciones».
La agricultura, el gran salto
Donde se advierte con mayor claridad la evolución de estos últimos 30 años es sin dudas en la producción de granos del país. Aquí las nuevas tecnologías y el espíritu innovador del productor generaron un salto cuantitativo y cualitativo que tuvo a la soja y el maíz como principales artífices del cambio.
El presidente de AAPRESID, Marcelo Torres, realiza un repaso de estos hitos que permitieron duplicar la producción en sólo una década y media desde los años 90. «Producir más siendo más eficientes ha sido el desafío constante». Desde la siembra directa, la nueva genética en semillas, el sistema de soja RR, las rotaciones, y las tecnologías de siembra y pulverización, hasta la inteligencia artificial que comienza a sugerir estrategias empresariales y productivas, la agricultura es lo que mejor define el futuro del campo argentino.
«Creo que lo que ha cambiado es la concepción de producir. Pensando en otras tecnologías, adoptamos la agricultura de precisión que se basa en la producción por ambientes. Esto se encuentra en un nivel de adopción muy alto, que hace 30 años no teníamos», resume Torres.
Luego de leer estas entrevistas en las próximas páginas, el lector podrá contar con un panorama de la evolución de Nuestro Agro a lo largo de 30 años, y sacar su propia conclusión: cuánto y de qué manera se ha evolucionado.