Nunca hubo un momento tan importante para la innovación en la agricultura como ahora, y la era digital ofrece las herramientas para hacerlo, de la mano de la creatividad y el conocimiento humano.
En el marco del Congreso de AAPRESID, Federico Vartorelli, líder de Investigación de Bayer Crop Science para América Latina destacó que el principal valor de la era digital radica en la toma de decisiones, y particularmente en la posibilidad de tomar la “decisión perfecta”. La innovación es la fuerza de crecimiento del sector. “Así como hoy no podemos darnos el lujo de admitir errores evitables, tampoco podemos darnos el lujo de no darle espacio a la creatividad, ya que, el agregado de valor para la sociedad y para el sector, surge de la innovación disruptiva, aquella que no busca tener la mejor respuesta, sino que cambia la pregunta, y para esto, la creatividad humana es la protagonista. El factor humano es la clave de la transformación digital”.
El equipo de investigación de Bayer Crop Science en America Latina cuenta con 450 personas que trabajan en 27 centros de investigación. Para el desarrollo del material genético exclusivo para cada localidad, Bayer invierte 100 millones de dólares por año, en la producción local de nuevos materiales genéticos en las 27 estaciones de investigación, donde hay 600 localidades de ensayos, probando material genético nuevo, que permite desarrollar el mejor portafolio de alta performance adaptada a la región.
Hace unos años, los programas de investigación de estos equipos generaban unos 10/20.000 datos por año, y con eso se tomaban decisiones. Históricamente, el proceso de toma de decisiones fue complejo, principalmente porque se carecía de todos los datos necesarios para tomar una decisión correcta. “Hoy generamos más de 1.000 millones de datos por años”, destacó Vartorelli, para quien “la exponencialidad de los datos es una característica de la era digital, y esto nos acerca a la decisión correcta”.
Al analizar el impacto de la medición de datos, el investigador se refirió en primer lugar a los cambios cualitativos que se dieron en la investigación genética. Mientras que durante años la investigación se basó en analizar el fenotipo de las plantas, hoy existe la capacidad de analizar el genoma. Esto se debe a la digitalización, y a la capacidad de “chipear” las semillas, que es como realizar un hisopado para estudiar el “chip” de las semillas, analizando su ADN sin afectar el resto de la semilla. Para esto, Bayer desarrolló las “chipeadoras”, robots que toman una parte de la semilla y la mapean genéticamente, sin alterar la vitalidad de la semilla. Esto permite seleccionar los individuos que mejor expresan las variables seleccionadas.
Hoy se pueden analizar millones de muestras en tiempo real y generar nuevos datos, tomando así las mejores decisiones en las líneas de investigación y ofrecer a los productores materiales de alto rendimiento y eficiencia para las diferentes zonas productivas del país.
A esto se suma además la información generada por sensores, “ojos artificiales” que a través de drones observan características que el ojo humano no puede percibir. Mientras que la medición humana es muy subjetiva, el dron asigna niveles de madurez a través de la colorimetría.
El tercer aspecto de las mediciones se relaciona con las predicciones que los modelos matemáticos determinan con la Inteligencia Artificial y el Machine Learning. “Hasta hace unos años hubiera sido imposible pensar que en un equipo de breeding se iba a contratar matemáticos y doctores en ciencias de datos; y sin embargo hoy son una parte importante del plantel”, explicó. Los algoritmos permiten predecir que secuencia genética nueva va a funcionar mejor, y cuál va a comportarse mejor como cultivo.
Hoy el trabajo de innovación tiene que ver con cómo conectar los datos de forma tal que surjan ideas nuevas, la innovación. Este es el trabajo del breeder. Específicamente se trata de innovar en material genético: cada variedad, o hibrido, que se lanza cada año, es una secuencia de material genético única. Parte importante del trabajo de los equipos tiene que ver en como diseñar una secuencia genética que sea mejor a las anteriores, y esto debe hacerse a nivel local, para poder dar respuesta a las condiciones ambientales de cada localidad.
Mientras que, en la era digital, buena parte de la innovación surge de decisiones tomadas por la acumulación de datos y por modelos matemáticos que ayudan a tomar decisones, Vartorelli señaló que “lejos de competir contra lo digital, hay que generar el lugar para la creatividad humana”. Explicó que la inteligencia artificial tiene prejuicios sobre el pasado. Los modelos buscan replicar las mejores decisiones del pasado, toman decisiones para el futuro basadas en experiencias previas. “Sin embargo, la innovación disruptiva no es tener la mejor respuesta, sino que surge de cambiar la pregunta. Y esto solo lo hace la creatividad humana”, dijo.
Vartorelli explicó que los equipos de investigación trabajan para tomar la decisión perfecta, pero esto requiere “no dar lugar a los errores evitables, o sesgos”. Para esto, los procesos de innovación deben enfocarse en tres aspectos: Supervisar los modelos, ya que no son perfectos, se basan mucho en el pasado, tienen sesgos, prejuicios; entrenar los modelos (la competitividad está determinada por la capacidad de generar los mejores modelos matemáticos para cada actividad); y dar lugar a la creatividad, la disrupción, el valor agregado para la sociedad. Los modelos permiten optimizar los datos, y acercarnos a una decisión perfecta.
La innovación, el nuevo producto disruptivo, proviene de una idea, no de un proceso continuo. El valor agregado del investigador en el futuro va a pasar por enfocarse en todo lo que no se puede digitalizar. La digitalización permite la automatización de las decisiones, el rol del investigador se centra en pensar lo que la inteligencia artificial y los procesos automatizados no pueden resolver. Si en algún momento los investigadores se sintieron amenazados por la inteligencia artificial, hoy saben que la misma es una aliada, que les permite enfocarse en las nuevas preguntas que generen mayor valor a la sociedad y el ambiente. “Al conectar digitalmente los datos, podemos proporcionar soluciones a medida de cada productor. En plena era digital, Bayer trabaja para que los productores tomen la decisión perfecta”, concluyó Vartorelli.