Un ensayo experimental realizado por el Servicio de Diagnóstico Veterinario Especializado (SDVE) del INTA Balcarce (Buenos Aires) permitió constatar el efecto tóxico y letal del insecto que había sido involucrado como causal de mortandad en bovinos, ovinos y equinos durante el verano. Continúan los estudios para tratar de establecer el principio tóxico, las dosis letales y el tiempo de duración de la toxicidad en forrajes conservados.
Como consecuencia de las muertes de bovinos –registrada durante enero y febrero de 2023– en el norte de la provincia de Buenos Aires y sur de Santa Fe y Córdoba, el Servicio de Diagnóstico Veterinario Especializado (SDVE) del INTA Balcarce realizó un ensayo experimental que permitió constatar el efecto tóxico y letal del insecto “siete de oro” o astilo moteado utilizando un modelo cobayo y otro ovino. El equipo de especialistas del INTA avanza con estudios para descartar otras etiologías, además de los ensayos experimentales realizados, con el objeto de verificar fehacientemente la causa de la muerte de ganado.
«En el examen post mortem de los casos naturales de bovinos observamos lesiones gastrointestinales severas y presencia del insecto en contenido ruminal, compatibles con los signos de decaimiento, diarrea severa (con y sin sangre), debilidad y muerte súbita observados en los animales que habían consumido alfalfa con elevada cantidad del insecto en las inflorescencias», señaló Juan García –patólogo veterinario del Grupo de Sanidad Animal del INTA– y agregó: «Luego lo corroboramos histopatológicamente como enteritis necrofibrinosa».
Hasta el momento, el único reporte de intoxicación con siete de oro databa de 1972. Por lo que el SDVE del INTA realizó los estudios para confirmar o rechazar la sospecha. Para eso, el primer paso fue un ensayo en cobayos y luego en ovinos siguiendo los procedimientos experimentales–con previo aval del Comité Institucional para el Cuidado y Uso de Animales de Experimentación del INTA (Resolución 252/2023 y 254/2023 INTA-CeRBAS).
Mediante los ensayos se corroboró toxicidad en ambos modelos animales con lesiones intestinales severas, con mayor afección del intestino delgado, presentando enrojecimiento generalizado y fibrina adherida. De igual manera se corroboró microscópicamente como enteritis necrofibrinosa compatible con los hallazgos en los bovinos de los casos naturales.
«Ahora, vamos a avanzar con el desarrollo de los estudios experimentales para tratar de corroborar si el insecto mantiene la toxicidad aún seco y en el tiempo, siendo un posible riesgo de intoxicación en forrajeras conservados», puntualizó Germán Cantón, coordinador de la Red de Laboratorios de Diagnóstico Veterinario de INTA, quien destacó que, la próxima etapa, serán los estudios toxicológicos para tratar de establecer dosis letales y tiempo de duración de la toxicidad».
Frente a esta situación novedosa, y si bien la carga de insectos en los forrajes ha bajado, desde el SDVE del INTA Balcarce mantienen la alerta sanitaria y recomiendan evitar o minimizar el consumo de forrajes con elevada concentración de “siete de oro”, mediante el monitoreo constante de las pasturas antes del ingreso de los animales y durante el pastoreo. Pastorear frecuentemente las pasturas de alfalfa (20-30 días entre pastoreos en verano) para evitar presencia de inflorescencias (flores) que son las que atraen al “siete de oro”, entre otras medidas.