En el marco de los 30 años que cumple Nuestro Agro se han realizado una serie de entrevistas a conocidos protagonistas en distintas actividades para que ellos, en primera persona, cuenten sus experiencias y sus miradas sobre cómo ha evolucionado cada rubro agropecuario que son los principales pilares del crecimiento y desarrollo económico de la Región.
Una de esas personas de larga trayectoria y que gozan de amplio aprecio entre quienes lo conocen, es el martillero (ya en retiro) de la cooperativa Agrícola Ganadera Guillermo Lehmann, Miguel Romano, quien ha sido un gran protagonista en el sector ganadero de la zona y tiene mucho por contar. Con una vasta experiencia, resume a Nuestro Agro, los cambios en la modalidad de comercialización.
Nuestro Agro (NA) – ¿Cómo se puede describir lo ocurrido en estas tres décadas en la actividad ganadera?
Miguel Romano – Remontándonos a 30 años atrás donde el sistema de comercialización de la hacienda era totalmente distinta. Se trabajaba con remate feria, con operaciones particulares que no era a rendimiento como se vende hoy el animal. Y de todo lo que se hacía en aquel momento, en los últimos 10 años cambió enormemente, de pasar a vender un animal en la feria con tribunas repletas, a ofrecer hoy por televisión o por streaming, con una tecnología que es totalmente distinta, al principio parecía una cosa impensable y después se adaptó bien al sistema. Y surgió un mercado que realmente fue muy favorable para el productor. Porque el productor sin mover la hacienda de los campos, pudo ofrecer lo que tenía y venderlo de la mejor manera posible porque es un mercado que lo ve todo el país. Eso fue un cambio enorme para la comercialización de hacienda. Creo que a futuro podrán venir cosas mejores. Hubo que adaptarse a los nuevos sistemas. Nuestra cooperativa tiene un equipo muy importante de gente joven que se han adaptado rápidamente a los cambios. Un equipo de personas que son una nueva generación que nace con ese sistema de la virtualidad. Yo que pasé muchos años, transité por esos cambios, me adapté también y todo funciona.
NA – ¿Cómo era el movimiento en las ferias?
MR – Cuando yo comencé en la cooperativa había solamente tres ferias. Y por un momento de la economía, hubo muchas ferias y consignatarios que quedaron en el camino. Quedaron muchas ferias ociosas o zonas donde el productor no tenía cómo comercializar. En su momento llamaron a la cooperativa. Hay una anécdota que recuerdo cuando abrimos tres ferias en una semana. Se creció ordenadamente hasta llegar a tener hoy todas las sucursales que tiene la cooperativa y que son muy importantes. Y está presente en distintas zonas para solucionar los problemas de comercialización de hacienda. La hacienda llegaba por arreo, llegaba con transporte y por malos caminos, llegaba de todas maneras porque también tenemos que decir que no había todas las exigencias que hoy el SENASA pone. Eso también se fue reacomodando. Los compradores venían de distintos lugares como Rosario, Rafaela, Santa Fe, carniceros zonales. Vos tenías una tribuna llena porque el productor iba a la feria. El productor quería ver vender su hacienda. Hoy te consignan la hacienda y el productor no viene a la feria. También se perdió el espíritu de lo que es el remate feria. Hoy se trabaja mucho con el teléfono. Vos llamás al comprador a la mañana y él te encarga la hacienda. Algunos compradores están presentes y otros no.
NA – ¿Los frigoríficos tenían en particular alguna metodología, algún estilo de compra?
MR – Antes no iba la carne al gancho sino que íbamos a los campos, el comprador revisaba tropa, la elegía y después se hacía la logística de la carga. Y se vendía al peso vivo. Ahora, te mando la jaula, a tal frigorífico, haceme los papeles, al día después la faenan, y facturás. Eso fue cambiando y en un momento dado se quejaban que la hacienda no le rendía, le salía muy costoso porque los kilos de carne eran menores a lo que ellos habían calculado y así fue que empezaron a comprar a rendimiento. Era incalculable la cantidad de compradores, remontándonos años atrás, no había medios de comunicación. Entonces salíamos con un auto íbamos a colonia Belgrano, Gálvez (hablando de nuestra región) era una amplia zona toda de engorde de novillos. Íbamos y los invitábamos personalmente, porque teníamos un remate de 2.000 cabezas y venía la gente a comprar.
NA – En cuanto a la exportación ¿cuándo se dio un punto de inflexión en cuanto a exigencias desde los mercados internacionales?
MR – Aparte del mercado interno, nosotros vendíamos novillos en pie, que los cargábamos en tren e iban al límite con Bolivia. Las exigencias no eran nada para comparar a lo que son hoy. El tema sanidad mejoró muchísimo, la brucelosis se erradicó. Y tuberculosis no hay vacunas por lo tanto tenés que hacer la erradicación vos mismo. Estamos complicados con eso. En la otra parte sanitaria andamos bien; aftosa hay que seguir vacunando. Y la vacuna fue efectiva.
NA – Se han superado distintas etapas, hoy hay más exigencias pero digamos que hacen más transparentes todos los negocios.
MR – Por supuesto. Si nosotros queremos ganar mercado tenemos que ser cautos. Fijate la 481, es la cuota de EE.UU. que no nos compraba carne. Hicimos bien las cosas con la 481 (que es un novillo que va de los 440 a 450 kilos) no tiene que tener más de dos años. El país hoy necesita exportar. Al margen que el gobierno de turno haga cosas que no son las adecuadas, pero hay que exportar. Las exigencias son internacionales. Y las inspecciones vienen una vez por año. Nosotros hacíamos Alemania, España, Chile. Esos eran los mercados tradicionales nuestros. Pero hoy, aparte de los mercados que teníamos, está el mercado chino, que hizo que por lo menos salváramos todas las vacas. El mercado de china empezó hace dos años. Es una puerta de comercialización muy importante. Juega el papel del 70% de las exportaciones. Y hay mercados importantes para conseguir. Hay que trabajar.
NA – En la evolución, también hubo una involución en lo que hace a la cría. ¿Desaparecieron en nuestra zona muchos criadores?
MR – Desaparecieron en un momento. Cuando fue el boom de la soja, en cualquier campo mediocre sembraban soja. Los desarmaron a esos campos porque era tal el negocio que hacían valer el campo bueno que daba bien con el campo malo y hacían un promedio que les daba mejor la soja. Y tenía muy buen precio. Cuando empieza a ser ajustado el número de la soja, los alquileres se fueron para arriba porque el mismo sojero agitó a que sea así. Entonces esos campos quedaron desocupados. Acá no hay gobierno que te tumbe. El problema que te tumba es el clima. Ya van 5 cosechas perdidas y aún tenés un problema por el año que va a venir, entonces cuando vos ves todo eso. Tenés que sembrar el maíz ahora y cosecharlo en marzo. Son cinco, seis meses y con qué aguantás. Es un cuello de botella, un desafío que enfrenta cada productor que pierde tanto por el mal clima como por las malas políticas que desconocen los ciclos en que se mueve cada sector del campo.