Con extrema preocupación los productores del oeste del departamento Castellanos se peguntan quién hará algo para solucionar el grave contexto en el que les toca producir. En las últimas semanas, dos productores han sufrido abigeato y robo de ganado, con roturas de instalaciones, sin que las autoridades les den respuestas.
Primero fue el productor Carmelo Gramaglia, de 72 años, quien a principios de junio sufrió dos lamentables atentados contra su pequeña explotación tambera en la zona rural de Vila. Le mataron y desmembraron dos vacas lecheras preñadas, ocasionándole graves perjuicios económicos y emocionales que le hacen replantear sus ganas de seguir adelante en esta actividad, ya que no encuentra respuestas en las autoridades que nunca logran resolver algún caso.
En los últimos tres años a Gramaglia le faenaron 12 animales de su rodeo comercial de tambo, lo cual para una empresa que sólo cuenta con 60 vacas en ordeñe, le significa un daño muy difícil de compensar.
En el segundo caso, ocurrido la semana pasada, la víctima fue el Ing. Javier Mondino, de 52 años, productor agrícola ganadero que reportó el robo de tres novillos en la misma zona, a tan sólo 1,5 km del campo de Gramaglia. Aquí el delito vino acompañado de una logística pensada para no dejar rastros, ya que luego de romper la tranquera para acceder al campo, los delincuentes eligieron la hacienda que se robarían, mientras apartaron al resto de rodeo y lo encerraron en un corral, para luego borrar las huellas en la tierra con una rama de paraíso hasta el camino de salida.
Tampoco aquí la policía ni Los Pumas le pudieron dar respuestas a Mondino, que en los últimos dos años acumula el triste récord de haber sufrido cuatro casos de inseguridad en su hacienda, entre robo y abigeato. “Es la cuarta vez que me roban o faenan hacienda en este campo ubicado al norte de Vila, sin contar las innumerables roturas, casi semanales, de silobolsas con granos de maíz para alimentar la hacienda, por las que ya ni hago las denuncias –cuenta con resignación Mondino-. Es una zona donde quedan muy pocos tambos y a la cual la guardia rural Los Pumas no recorre ni patrulla muy a menudo”, ya que esta área se encuentra en el límite jurisdiccional del destacamento Sunchales que llega hasta la Ruta 70.
“Nosotros notamos que estos delitos se fueron multiplicando en los últimos siete u ocho años, antes no se notaba tanto; nos sentimos desprotegidos de todo pero el problema más grave, es que la gente, los puesteros, los tamberos, ya no quieren vivir más en el campo, porque tienen miedo de encontrarse en una situación indeseada que nadie sabe cómo puede terminar”, contó a Nuestro Agro, Javier Mondino.
También Gramaglia reflexionó parecido a su colega: “a veces me pregunto si hago bien o no en hacer la denuncia, porque tengo miedo de las represalias, es chocar ante un paredón, porque la policía tiene las manos atadas por las leyes vigentes; no pueden interrogar a nadie ni hacer nada para averiguar quién fue; es más, me piden que de nombres si sospecho de alguien, pero para mí no es fácil hacer eso”. Entonces, “prefiero perder una vaca que ganarme un problema judicial o lo que es peor la represalia de estos individuos que en el pueblo todos saben quiénes son”, comentó Gramaglia. “Yo me pregunto por qué me toca a mí que soy un pequeño productor si todos saben que acá al costado del Vila Cululú la hemos pasado muy mal, solamente nos quedaron las vacas flacas, como los bolsillos, soportando desde 2014 cuatro inundaciones seguidas, hasta que mejoraron el canal el año pasado”, se lamentó el veterano productor.